El Ministerio de Fomento está actuando como mediador en el conflicto laboral que enfrenta a los trabajadores y a los empresarios del sector dehandling -asistencia en tierra a pasajeros y aviones- de los aeropuertos de Balears. Deberán darse prisa los representantes del Gobierno en facilitar una solución rápida y definitiva a este problema, que podría tener nefastas consecuencias para la imagen de la Isla entre los turistas que nos visiten próximamente.
De entrada, los empleados amenazan con una huelga para el viernes próximo y otra para el día 4 de mayo. Hay que evitarlas y no tenían que haber esperado a estas alturas del año para resolver sus desavenencias laborales. Todos estamos de acuerdo en que la huelga es un derecho que asiste a los trabajadores como medida de presión -a veces, por desgracia, la única- ante los empresarios, pero en este conflicto hay mucho más en juego que las mejoras laborales de estos empleados.
El aeropuerto es la puerta de entrada a las Islas para millones de turistas que nos eligen cada año. En sus instalaciones estos visitantes reciben su primera impresión de nuestra tierra y, al regresar a sus países de origen, es igualmente la última imagen que se llevan. De ahí la importancia capital de que encuentren todo a su gusto, con servicios de primera, eficaces y rápidos, con limpieza y con profesionalidad. Es obligación de todos darles esta bienvenida. La huelga de los servicios en tierra puede echar al traste esa primera impresión y hacernos quedar a la altura de un país tercermundista. Se impone, una vez más, la sensatez, la paciencia y el saber ceder por ambas partes. Si se hace así, todos saldremos ganando y nuestra industria turística saldrá reforzada. Que falta le hace.