Tras cinco horas de intervenciones durante la segunda jornada del debate de investidura y tal como estaba previsto por los pactos post-electorales, Francesc Antich fue elegido a última hora de la tarde de ayer president de la Comunitat gracias a los votos de su propio partido, el PSOE, al que se sumaron Unió Mallorquina y el Bloc. Enfrente, el Partido Popular, que votó en contra y pasa ya oficialmente a engrosar las filas de la oposición. Una oposición que, a tenor de lo escuchado ayer en la Cámara autonómica, será dura, durísima. Rosa Estaràs, que ha cogido el timón del PP tras el abandono de Jaume Matas, mantuvo una actitud muy crítica y hasta agresiva en su intervención de ayer. No escatimó dureza Rosa Estaràs tanto en sus ataques al PSOE como a UM, partido bisagra contra el que cargó la mayoría de sus alegatos.
Una vez nombrado president -la toma de posesión se celebra mañana-, Antich quiso quitar hierro al asunto y confió en la capacidad de su propio equipo para tender la mano del diálogo y del consenso hacia el PP, en aras de conseguir grandes pactos que permitan alcanzar políticas de verdadera mejora del bienestar de los ciudadanos de Balears.
Enorme protagonismo tuvo Formentera, cuyo representante exigió cierto trato de favor, ahora que la pequeña pitiusa contará con un Consell Insular propio. Sobre los grandes asuntos, el ya president volvió a mostrar su interés en garantizar el crecimiento económico, la superación del fracaso escolar, la paralización de la destrucción del paisaje, la reorganización de la construcción y el desarrollo del nuevo Estatut y del Régimen Económico Especial. No son temas livianos y a partir de ahora tendrá cuatro años intensos para plantear los retos básicos que quedan por resolver en este Archipiélago. De su capacidad de trabajo y de conseguir el mayor consenso posible dependerá en gran medida su éxito. Ojalá que sus palabras no se las lleve el viento y todas esas promesas de consenso puedan cumplirse.