Gianandrea di Terlizzi, coordinador de Movilidad del Consell Insular de Eivissa, basándose en la tecnología del Consorcio de Transporte de Mallorca, se ha propuesto estudiar la mejora de todas las paradas de autobús y de transporte escolar. Ya era hora de que los responsables políticos se preocuparan por un servicio que es ampliamente utilizado en nuestra isla por parte de los residentes y jubilados, y también por cientos de miles de visitantes. Y es que los autobuses circulan por nuestras carreteras desde hace casi cien años gracias a varias empresas privadas, que han suplido la falta de iniciativa de ayuntamientos, y me estoy refiriendo a todos los municipios. Ahora que tenemos buenas flotas de autobuses circulando por todas las carreteras, se hace necesario mejorar las paradas existentes o instalarlas donde no las hay, y se ha de pensar en ofrecer una buena información clara sobre horarios y frecuencias. Hay que ayudar a los usuarios del autobús, sin complicarles la vida, al igual que lo hemos visto en muchas ciudades españolas y extranjeras.
Sin embargo, observo que no hay servicio de transporte público que llegue hasta la plaza de la Catedral, ya que un pequeño autobús solamente llega hasta el antiguo Seminario. Entiendo que desde el Convento de las Monjas de Clausura, pasando por la calle de Sant Ciriac, la circulación es difícil, pero se podría estudiar la posibilidad de que algunas furgonetas pudieran circular por Dalt Vila, que es Patrimonio de la Humanidad, una zona histórico-cultural que podría ser visitada por millares de visitantes peninsulares y extranjeros. Y dicho sea de paso, en varios puntos muy resbaladizos se podrían abujardar (picar) los piedras, que antes se hacía por parte del Ayuntamiento cada dos años, según me informan Mariano Llobet y Luis Llobet. Y otra cosa: también se podrían colocar más pasamanos de hierro en varias calles para dar seguridad a las personas que visitan y patean por Dalt Vila.
Muy preocupantes son, a mi entender, las trabas que están poniendo algunos políticos del Ayuntamiento de Eivissa a los proyectos de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB), y me estoy refiriendo al nuevo edificio que se ha proyectado construir en es Martell: más reducido que el ahora existente y que es necesario para dar servicio e información a las embarcaciones que amarrarán en los muelles. Mi sugerencia es que el presidente de la APB, Joan Gual de Torrella, haga oídos sordos a las voces disonantes políticas, que solamente marean (en el caso que me ocupa) la perdiz. Mejor sería que el Ayuntamiento de Eivissa hiciera cumplir las ordenanzas municipales a todos los establecimientos de ocio ubicados en la zona portuaria. Y me refiero a los volúmenes musicales, aforos y horarios. Y es que así sería la única manera de que el puerto no se convierta en otro West End (de Sant Antoni) o en la Platja d'en Bossa (de Sant Josep).