La empresa Novaedat, adjudicataria de la gestión de la residencia de Sa Serra en Sant Antoni de Portmany, no incumple el contrato que tiene suscrito con el Govern, pero a pesar de ello ese mismo Govern se ha apresurado a anunciar que una vez que expire el plazo de la concesión, recuperará la gestión. Tal es el grado de confianza que inspira la empresa, cuya gestión va acompañada de un alud de quejas de los usuarios de la residencia y de sus familiares, en asuntos que alarman a la ciudadanía porque afectan a ancianos dependientes, un colectivos de personas vulnerables que despiertan en cualquiera un elevadísimo sentimiento de protección. Pero al margen del cumplimiento o no del contrato Novaedat ofrece un comportamiento poco transparente que induce a la desconfianza. Que desconecten la antena de la tele de la cafetería para evitar que los usuarios puedan ver las noticias, como denunció a este periódico la hija de un usuario de la residencia, no parece algo muy normal. Un episodio intranquilizador a añadir en la larga lista de actuaciones que motivaron la visita de la Policía Judicial de la Guardia Civil, visita que no parece haber disuadido a la empresa de comportarse de forma poco profesional, por decirlo suavemente.
El 31 de diciembre se acabará el contrato del Govern con Novaedat, pero si las cosas siguen como hasta ahora estos meses se harán muy largos. Principalmente para los mayores ingresados y sus familiares, a quienes la angustia sobre los cuidados que reciben sus familiares no les deja vivir. Pero ya que la consellera de Servicios Sociales del Govern, Fina Santiago, afirma que la empresa cumple el contrato, aunque las quejas persisten pese al teórico «plan de mejoras» presentado por Novaedat tras la visita de la Guardia Civil, hay que empezar a exigir responsabilidades al Govern. O se percibe una mejora clara y sin matices o se rescinde el contrato, pero así no se puede seguir ni un día más.