Ahora resulta que no hay manera de habilitar suficientes aparcamientos en los alrededores de Cala Salada y de su Portixol para todos los vehículos privados o de alquiler que circulan por nuestra escasa geografía. Muchos turistas y visitantes apuestan por Casa Salada ya que es una de las mejores playas de Sant Antoni. El Ayuntamiento ha intentado solucionar el problema haciendo circular más autobuses, pero es inútil porque la gente quiere ir en coche y, seguramente, nunca se han subido a un autobús de transporte público. Una solución, a mi entender, es prohibir la circulación de coches hacía la cala. Si así se hace y se ponen suficientes autobuses entre Sant Antoni y Cala Salada se evitarían colapsos en la carretera. Naturalmente, se ha de garantizar la circulación a los residentes que habitan la zona comprendida entre Cala Salada y Punta Galera.
Por otra parte, los empresarios y vecinos de Talamanca reclaman aparcamientos para unos 400 vehículos, pero no hay terrenos públicos ni "más cera que la que arde". Así, la solución pasa por aumentar las frecuencias de los autobuses, de manera especial los que circulan entre la Avda. Isidor Macabich y la playa de Talamanca. Claro que estoy hablando del mismo problema que hay en Cala Salada: mucha gente no sabe ni quiere montarse en un autobús. ¡Faltaría más!
Siguiendo con los autobuses de transporte urbano me han llegado quejas de un amigo que suele utilizar el número 10 para ir desde el centro de Eivissa al aeropuerto y que, si no estoy equivocado, hace un viaje cada 20 minutos. Pues bien, hace pocos días, resulta que mi amigo lo estaba esperando, junto a otras personas, en la parada del País Valencià y tardó casi una hora en pasar. Ni que decir los nervios y las protestas de los usuarios afectados. En el caso que me estoy refiriendo, mi amigo casi perdió un vuelo que tenía que transportarlo a Bélgica. Y una pregunta tonta: ¿quién controla los horarios y los recorridos de los autobuses? En el caso de las denuncias lo tengo más claro. Como se decía antes: «al maestro armero».
La prensa nacional se ha hecho eco de que la lucha contra los sondeos sísmicos para hallar petróleo en el Mediterráneo se anota una victoria. Y es que oficialmente se ha presentado un proyecto de investigación marina en aguas de Baleares mediante la técnica de las prospecciones técnicas con la finalidad, dicen los promotores, de evaluar el depósito salino más gigante de la Tierra. Pero el Gobierno de España someterá el proyecto a una revisión ambiental muy dura ya que los sondeos se llevarían a cabo entre Ibiza y Mallorca utilizando cañones de aire comprimido, que suelen emitir disparos de un nivel sonoro entre 205 y 242 decibelios, que podrían tener graves riesgos ecológicos para la fauna marina. Además, parece ser que lo que se pretende es localizar petróleo y bolsas de hidrocarburos. Así que, por el momento, todo indica que el Govern balear, el Consell Insular de Formentera, la organización ecologista WWF España y la asociación Aliança Mar Blava han ganado una batalle importante al aceptar el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente todas las alegaciones presentadas.