Creo que pocos pueblos en el último tiempo habrán sido tan maltratados como Jesús. Otra vez, y ya he perdido la cuenta, la travesía de Jesús estará cortada por un mes (eso ya lo veremos) para reparar una vez más los desaciertos que plagaron esta obra desde el inicio. Digo desde el inicio porque todos los vecinos y los que tuvieran que pasar por la rotonda de Jesús asiduamente saben que el problema a solucionar eran los atascos, cosa que no se ha solucionado. La anterior carretera lucía un asfaltado impecable que se perdió para siempre sin motivo claro y que se estrechó innecesariamente haciendo la circulación notablemente más peligrosa. Ahora, una vez más, los vecinos de Jesús deberán soportar los interminables atascos, desvíos, camiones y demás pérdidas de tiempo por el mismo precio porque estas reparaciones «están incluidas en el contrato». O que pagamos los contribuyentes, que es lo mismo. Pero si se intenta salir de Jesús por Talamanca se encontrará con el camino cortado por las obras de un hotel que ha colocado un semáforo portátil para alternar el paso de los vehículos por un sólo carril y también tendrá que esperar. Si en una de esas desiste de llegar a Vila y decide aparcar en Talamanca para dar un paseo por la playa ante tantos estrés dará con montañas de algas secas de unos dos metros que decoran casi la mitad de la longitud de la playa con su característico aroma. Resulta que no se puede disfrutar de la isla en verano porque es verano y en invierno porque es invierno. Este panorama no se corresponde con la escalada del precio del metro cuadrado en la zona. Es una de las zonas más caras de la isla y una de las que más maltrato ha sufrido en el último tiempo. También sería bueno saber porque no se realizó la reparación de la carretera en enero, por ejemplo, cuando había muchos menos coches circulando.
OPINIÓN | Luciana Giannini
La carretera de la marmota
L. Giannini |