El caso es que nos queda semana y poco para que los catalanes vayan físicamente a las urnas (y el resto de los españoles lo haremos en espíritu, angustiados) y uno sigue sin respuesta a la inquietante pregunta que sigue ahí, planteada, un eco al que nadie contesta: ¿hay vida tras el 155? Porque la política de La Moncloa, no sé si decir también de los otros partidos constitucionalistas, no puede agotarse en la aplicación en territorio catalán de este artículo de la Constitución y prou, ya veremos lo que se hace después en función de cuáles sean los resultados de las elecciones más extrañas que se hayan celebrado nunca. Unas elecciones recordémoslo, en las que uno de los posibles ganadores está huido por esas tierras de Dios y el otro, en la cárcel. Y así podría ser hasta el mismísimo día electoral, ese 21 de diciembre que está a la vuelta de la esquina. En la semana que concluye, Rajoy nos ha trasladado, además de lo esperable y consabido, dos mensajes, también, por lo demás, ya sabidos: su escaso entusiasmo por la reforma constitucional, que es un anhelo que se desdibuja, y su intención de seguir en la brecha política; ni limitación de mandatos, ni desgaste, ni nuevos tiempos; no lo he hecho tan mal, nos dijo el inquilino de La Moncloa y, por lo visto, candidato a seguir allí. Quizá la semana próxima, que va a ser de una intensidad política aún mayor de lo habitual, que ya es decir, el presidente del Gobierno central matice y precise. Pero yo, al menos, prometo, a la primera oportunidad que tenga (que la tendré presumiblemente el lunes, cuando Rajoy acuda a un desayuno de Europa Press), preguntarle, textualmente, esto: «señor presidente, nada se nos dice acerca de si habrá una ofensiva política tras las elecciones catalanas: es patente su escasa afición a plantear una reforma constitucional y, en general, a los cambios; así que díganos si hay vida tras el 155, y qué vida. Gracias». Prometo trasladar a los lectores, comentada y contextualizada, la respuesta presidencial, que no puedo asegurar, si es que se produce, que contenga grandes visos de originalidad. Pero, desde luego, una vez más se constata que es Mariano Rajoy, y secundariamente todos los demás actores en esta tragicomedia que estamos viviendo, quien primordialmente tiene en su mano todas, o casi todas -los electores catalanes, claro, tienen mucho que decir. Y la sociedad civil_las respuestas a todas, o casi todas, las preguntas. Entre ellas, la que da título a este comentario, que resume todo lo ocurrido durante las últimas semanas, y lo que vaya a ocurrir en las siguientes.
OPINIÓN | Fernando Jáuregui
Señor Rajoy: ¿Hay vida, o no, tras el 155?
F. Jáuregui |