Allá por los años 70, cuando se iniciaba el boom turístico, Sant Antoni era un lugar muy diferente del actual: jugábamos al fútbol en cualquier calle (algunas de ellas sin asfaltar), plaza o espacio que fuera llano y que rodara el balón.
En la calle General Prim estaba Francisco Javier Tristán Galiana, el pequeño de cuatro hermanos. Allí frente a la carnicería de su familia le daba al balón, sólo a unos 20 metros de su casa había otro niño (su gran amigo del alma) que también le encantaba el fútbol, se trataba de Juan Parrita. Pegado a su casa también estaba Juan Antonio Costa, que su padre era carpintero. Detrás de su casa había los hermanos Blai, una calle mas abajo estaba Ángel Molina, persona carismática y que también fue muy estimada en el pueblo.
Había otros lugares donde jugábamos al fútbol: en Es Carreró, un campito que había donde ahora esta el Mercat Pagès (actual Colegio Cervantes) o la plaza de la iglesia, pero donde más frecuentemente se jugaba era en una especie de pista de tenis de color amarillo u ocre que era perfecta para el fútbol. Este campo estaba ubicado en s'Era d'en Manyà, pegado a lo que hoy es Correos y Can Toni Tanca. Por supuesto, también íbamos al actual campo municipal que, como todos, entrábamos por el callejón entre el bar Rumbo y el Hostal Tarba, pero casi siempre el campo estaba cerrado y teníamos que entrar saltando la pared subiendo por unos corrales que allí había.
Por aquel entonces, la S.D. Portmany aún no disponía de categorías menores en el club. Más tarde sí las tuvo, incluso llegó a tener un equipo de fútbol femenino, por lo que muchos de los niños nos teníamos que organizar por nuestra cuenta en hacer equipos como el Portmany (Los Félix, Ángel del Cine, Santa, Juan Parrita, Toni Joana, los Manyanets, Ángel Molina, Mena, Miguelín Gurupa, Xicu Planells, Antoñito Moreno, Paco Linero, Carlos Rodriguez, Manteca, Jordi, Casató, Bello, etc.), eran muchas las veces que sin participar en ligas jugábamos y en ocasiones ganábamos a equipos fuertes de Vila como el Relámpago, Tiger, Los Amigos u otros que había en la capital.
Prueba de que había buenos jugadores es que en categoría infantil, cadete y juvenil salieron muchos niños de Sant Antoni. El propio Javier Tristán y Enrique Puet fueron al C.F. Santa Creu, de Miguel de La Payesa, Juan Antonio y Pepe des Piset fuimos alTiger, pero hubo otros: Vicent y Antonio Mañanet, los hermanos Gurupa...
De los que mejor se entendían en el campo con Javier Tristán eran Parrita, Robert, Miguelito y Enrique Puet, Miguelín y José Gurupa, Aurelio, Francis, entre otros.
Javier Tristán no sólo fue el máximo goleador de la historia de la S.D. Portmany, que en los años 80 y 90 fue puntero de la tercera división, era un jugador rápido, inteligente, con carácter, con mucha picaresca, gran visión del juego, valiente que entraba sin miedo, estaba dónde tenía que estar con estos balones que se pierden en el área pequeña... Para mí Javier fue, junto a Miguelito Puet, Toni Arabí y Robert Roselló, los mejores jugadores que dio Sant Antoni entre los años 70 y 90. Jamás hubo jugador tan inmerso en el partido como él, muy concentrado desde el minuto uno, muy serio, con frente fruncida, con mirada de enfado y mirando hacia abajo. Cuando íbamos perdiendo o bien las cosas no salían como nos hubiera gustado, él mismo impregnaba energía a sus compañeros con un grito y con dos bonitas jugadas bien combinadas transformaba radicalmente el partido, encendía la afición y lo más importante: cambiaba el resultado. También mucha psicología, que luego más tarde también aplicó como entrenador. Si Javier hubiera querido continuar en su carrera deportiva fuera de la isla a buen seguro también hubiera triunfado en Primera División.
Muchos saben que el Portmany jugó contra el Atlético de Madrid y que Javi marcó un gol, pero pocos se acuerdan de que también jugamos contra otro de Primera, el Rayo Vallecano. y que una temporada Javier Tristán llegó a ser el máximo goleador de todas las ligas de categorías nacionales.
Ya retirado como jugador, Javier realizó una gran labor en el club de fútbol U.E. Sant Josep donde fue directivo, entrenador y coordinador. Hace unos años volvió al equipo de Sant Antoni, aunque en esta ocasión como entrenador. Me consta que Javier Tristán no sólo se sacó el título de entrenador, sino que realizó multitud de cursos de gestión deportiva, psicología y planificación del fútbol base. Javier era un estudioso del fútbol muy bien documentado. Pocos entrenadores estaban preparados como él.
Javier Tristán triunfó no sólo como jugador, también como entrenador y sobre todo como persona. Abierto, amable y dinámico, muy querido por todos, incluso por sus adversarios deportivos, y esto lo pudimos comprobar en la despedida del pasado sábado en el cementerio de Sant Josep, donde se vio claramente que la gente lo adoraba.
Javier Tristán trabajó, entrenó, vivió, se enamoró y se casó en el municipio de Sant Josep, pero su corazón siempre estuvo ligado también a la S.D. Portmany.
Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos.
¡Descansa en Paz amigo Javi!