En el próximo curso no habrá casilla en castellano en Cataluña, según ha avanzado el secretario de Estado para Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro. El PP maneja el 155 para gestionar el día a día pero no han venido para elaborar un nuevo sistema ni derogar leyes, o esto al menos han explicado, pese a que el mes pasado Marcial Marín anunció la posibilidad de incluir una casilla para optar al idioma vehicular.
Tampoco la habrá en Baleares si sigue gobernando el Pacto de Perdedores. Las elecciones son en primavera del 2019 y no da tiempo. De modo que los padres tendrán que seguir esclavizados por esta inmersión totalitaria en una lengua intrusiva e inútil, por mucho que sea una práctica ilegal que no puede justificar ningún reglamento escolar, ante las más de veinte sentencias en el mismo sentido.
Una práctica dañina para el alumnado, que ve empobrecido su horizonte de futuro, mientras los hijos de los dirigentes catalanes estudian en colegios privados carísimos donde apenas estudian en catalán. Condenan así a la pobreza a los pobres de toda la vida.
Además demuestra dos cosas que ya sabíamos: el PP vino a sofocar un incendio que dentro de unos años será mucho peor. Vino a cumplimentar lo urgente en detrimento de lo importante, que es recuperar el pulso y la educación bilingüe o trilingüe. Y segunda, las continuas trampas del catalanismo son vulgares y torpes: mienten cuando dicen que toda alternativa a la inmersión separaría a los alumnos por el idioma. Como casi todo lo catalanista, es falso. Se separan por materias, según las que elija cada cual. La inmersión es una práctica fracasada, nociva e ilegal. ¿En qué mundo vivimos?
@MarianoPlanells