Cuantas más cosas tocan o retocan los ideólogos del Pacto, más caos producen y reproducen. Es un mecanismo diabólico, porque encina cobran unas cantidades impresionantes por hacerlo. Pero no son los únicos.
En aquello que podrían ejercer una influencia benéfica lo ignoran, y donde no debieran hurgar, siguen manipulando. Pero no son los únicos.
Estos días pasados se ha hecho público en la prensa nacional que para trabajar en Ibiza de hecho hay que pagar. Habitualmente, un trabajador se vende por horas y a final de mes percibe unos emolumentos, que gasta o ahorra, según vayan las cosas. En Ibiza esto no funciona: los costos mínimos vitales son tan disparatados, que para poder trabajar en la isla hay que venir bien provisto de dinero para hacer frente a los gastos. Si sales vivo de la isla blanca, saldrás sin blanca, con perdón.
En realidad pocos regresan. No pasa semana en que en Madrid, Valencia, Extremadura o en Cuenca no me pregunten por Ibiza, pero pronto les pongo en antecedentes. Por una cama €1.200 si tienes suerte, suele ser un argumento que echa para atrás al más osado. Incluso los vendedores de droga en los taxis pirata están descubriendo que las sentencias de cárcel son de tres años y pico. No mola.
El problema de la vivienda es el más escandaloso, pero no es el único. Una joven amiga enfermera tiene un buen contrato con una empresa de ambulancias, pero no encuentra donde descansar los huesos. Ella y ellos son jóvenes y se atreven con todo, pero pocos como mi amigo un excelente cocinero que vivió en el interior de su coche durante todo un verano junto a su perrito. Nunca ha vuelto.
@MarianoPlanells