Sánchez que está en la Moncloa gracias a los empresarios vascos, a los independentistas de los Països y a varias tribus urbanas convertidas en nomeclatura, dice que no va a poder cumplir con lo que dijo que iba a hacer si llegaba a la presidencia. Ahora, nos matiza, ya no va a convocar elecciones como prometió, ni va a derogar la reforma laboral como perjuró, ni va a refinanciar las autonomías. Pues vaya, entonces ¿para qué estás, Pedro? Para bajar el IVA de las compresas y calentarnos la cabeza con la memoria histórica zapateril y podemita. Eso no nos da de comer, Pedro, que eso te da de comer, y muy bien, a ti, y permite que tus socios compren una mansión, pero no da de comer a los españolitos de a pie que nos levantamos a las seis de la mañana para ir al tajo. Las grandes líneas que sacaste de la chistera cuando eras jefe de la oposición, ahora resulta que son papel mojado, que una vez que tus ministros han aterrizado en la realidad presupuestaria del país, pues que se han dado cuenta que estaban vendiendo a los españoles castillos en el aire, humo. Entonces tenemos a un presidente al que debería crecerle la nariz. Y la pregunta es: si no vas a verificar tu programa, ni va a hacer tu cacareada reforma laboral que traería más paro, ni va a dar más dinero a las autonomías; es decir, si no te vas cargar el país haciendo los que dijiste que ibas a hacer: ¿a qué te vas a dedicar?, ¿a hacer Nodos con tu perro?, ¿a ir a la tele a que te edulcoren?, ¿a producir postverdades como churros? Por lo menos el otro tiene plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola...
Opinión/Jesús García Marín
Las posverdades de Pinocho Sánchez
Jesús García Marín | Eivissa |