Es de sobras conocido por todos, que en nuestra isla tenemos un grave problema de movilidad que venimos sufriendo la mayor parte del año. Por ello me parece oportuno recordar una propuesta que en el primer trimestre de 2016 se anunció por parte de la Conselleria de Movilidad del Govern Balear. Esta propuesta no es otra que la contratación de un estudio de viabilidad de una nueva linea de transporte de pasajeros por carretera (trambús), entre el puerto de Eivissa y el aeropuerto; si bien la misma quedó aparcada con el cambio de titular al frente de la Conselleria.
Creo que por el bien de nuestra isla cabe recuperar la realización del mencionado estudio, mediante la firma de un convenio entre el Govern Balear y el Consell Insular para la contratación del mismo.
Si el estudio en cuestión avalara la viabilidad del proyecto en todos los aspectos, para su gestión podría crearse una empresa pública o consorcio insular que garantizara la puesta en marcha de un nuevo modelo de transporte por carretera. En esta empresa o consorcio deberían participar el Govern Balear, el Consell Insular y los ayuntamientos afectados.
Vale la pena plantearse la necesidad de tomar medidas novedosas y atrevidas en transporte público por carretera. Y si bien creo que estas medidas deberían haber empezado a tomarse hace más de dos años; éste podría ser un buen momento de nuevo.
Y podría serlo por estar en fase de tramitación de un nuevo contrato de concesión del transporte por carretera. Hay que atreverse y plantearse algo nuevo y distinto para unir los dos principales puntos de entrada y salida de nuestra isla, el puerto y el aeropuerto.
La idea en cuestión pasa por una línea trambús, con novedades como vial de circulación propio o sistema de control semafórico, que entre otras cosas permitirían garantizar el cumplimiento de los horarios programados. Otro apartado de un cambio radical pasaría por vehículos 100 % eléctricos, modernos y con sustanciales mejoras de circulación, conducción, accesibilidad y seguridad; y que supondrían un vuelco en cuanto a efectos medioambientales, como pueden ser la ausencia de contaminación del aire y la eliminación del ruido que ahora se provocan.
Hay que darle un enfoque nuevo a nuestro transporte público; y que mejor forma de hacerlo, que apostando clara y decididamente por un modelo moderno, efectivo, atractivo, limpio y energéticamente sostenible. Debería ser un sistema de transporte capaz de atraer a todos aquellos que tengan la necesidad de desplazarse entre estos dos puntos claves en la movilidad de nuestra isla, con las correspondientes paradas intermedias que sumarían numerosos usuarios a la línea.
En el estudio, deberían contemplarse también algunos detalles importantes, como puedan ser el recorrido óptimo o recomendable, o el sistema de recarga eléctrica para los vehículos.
Definitivamente, hay que apostar por la revolución en transporte público. Ante el grave problema que sufrimos, hay que atreverse y trabajar ya en algo novedoso y distinto, que establezca las bases del que debería ser el modelo de futuro en transporte por carretera, sobre todo porque ya conocemos la reducida efectividad del modelo actual.