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Opinión/Jesús García Marín

Rufián en Formentera

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Mi paisano Rufián, los dos somos jiennenses, ha estado conferenciando en Formentera y hablando en la Casa del Pueblo a los pueblerinos anticasta y a los constructores de países, que aquí también los tenemos, sobre Junqueras, el hecho nacional catalán y demás alucinaciones que poco pueden interesar al formenterenc de toda la vida, hombre apegado a su Isla y cosmopolita porque la Pitiusa menor ha sido un territorio abierto. Rufián en Ibiza fue recibido con honores de jefe de Estado, nuestros taxistas le tocaron el himno nacional o Marcha de Granaderos que compuso en el siglo XVIII un ascendiente del hoy voxita Espinosa de los Monteros. La letra la puso Pemán, aunque eso se lo ahorraron los taxistas ibicencos, gente de burla justa, incapaz de desparramarse en la afrenta.

Pero sucedida la chanza la pregunta es, ¿qué hace Rufián dando charlas en la Casa del Pueblo formenterana? No es un hombre que se caracterice por ser un intelectual ni tiene obra alguna, ni nada que ver con las Pitiusas y defiende unas cosas completamente ajenas a Formentera y que en modo alguno son democráticas y constitucionales. ¿Viene a formar cuadros aquí? ¿Se cree que hablándonos de Junqueras y del postpujolismo va a abrir sensibilidades isleñas?

Por otra parte, Rufián puede venir a hablar de lo que quiera, como si nos desmenuza los pormenores del sexo de los ángeles; pero, colegui, Gabriel, si España nos roba desde los aceituneros de tu tierra hasta Formentera, que de momento está incluida en el mapa común, ¿a qué vienes? ¿A mentarnos a la madre? Y lo peor, las autoridades que te han invitado, camaradas pero anda que no hay gente buena para hablar de la etnología de Formentera o de cultura general o de las drogas, como Escohotado, y llamáis a uno que ya me dirán qué tiene que aportar a las Pitiusas.

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