Toda Europa se ve castigada por una nueva ola de la pandemia que nos azota y que en nuestro caso es la sexta. Si bien es cierto que nuestro país es el que arroja las mejores cifras dentro de la gravedad del incremento de nuevos brotes en la mayor parte del continente europeo, no cabe duda que estamos inmersos en un aumento diario de los nuevos casos y brotes en todas las CCAA. Es por ello que si bien hace algo más de un mes todos nos prometíamos unas navidades mucho más parecidas a las anteriores a la pandemia, la aparición de la nueva variante «ómicron» ha trastocado toda previsión en este sentido.
Y a pesar que según los expertos se va a notar un clarísimo repunte de casos a partir de enero, parece que las consecuencias en cuanto a la gravedad de los casos será mucho menor que las sufridas en anteriores olas y todo ello gracias a que una mayor parte de nuestra población ya esta vacunada. Cabe resaltar este hecho ya que a pesar de que la evidencia de las bondades que la vacuna nos está aportando, sigue habiendo negacionistas que se niegan a que les sea administrada.
Prueba de ello la tenemos en nuestras islas en las declaraciones de los representantes de dos supuestas asociaciones con los fantasiosos nombres de Padres por la Verdad y Biólogos por la Verdad, que sin ninguna duda son primas hermanas de la ya conocida de Médicos por la Verdad; repletas todas ellas de supuestos entendidos sanitarios que en realidad no pasan de simples descerebrados. Al igual que hizo en su momento el expedientado médico de Formentera, también estos intentan evitar que se administre la vacuna.
Resulta muy triste leer las declaraciones de estos personajes en cuestión, permitiéndose hacer afirmaciones de cosas que desconocen totalmente y que contradicen los conocimientos y recomendaciones científicas. No dudan en decir que la vacuna es un experimento de consecuencias desconocidas, olvidándose de los miles y miles de muertes que ha evitado lo que ellos llaman experimento. Centran esta vez su campaña en tratar de evitar la vacunación infantil afirmando sin rubor que la administración a la población menor de doce años tendrá nefastas consecuencias a corto, medio o largo plazo, hasta ahora desconocidas; olvidándose nuevamente de que en EEUU ya hay más de cinco millones de niños vacunados, sin que se hayan cumplido sus siniestros augurios.
También vale la pena recordar que el pasado jueves los jueces del TSJIB dieron el visto bueno a la propuesta del Govern de que todos los trabajadores sanitarios que se hayan negado a vacunarse, estén obligados a hacerse un total de tres pruebas PCR semanales. Es esta una medida muy acertada que sin duda debería haberse tomado mucho antes, si bien no me parece correcto que el coste de las citadas pruebas vaya a cuenta de la administración, ya que deberían ser los propios negacionistas quienes las sufragaran, salvo en los casos de la que habrá que hacer al personal que regresa de unas vacaciones, esté o no vacunado.
Otro colectivo al que debería aplicarse esta misma normativa es al de educación que trabaja a diario con nuestros hijos e hijas y no es de recibo que al igual que ocurre con el personal sanitario, la irresponsabilidad y el incivismo de unos pocos ponga en peligro el esfuerzo denodado de la gran mayoría.
Mención a parte merece la concentración que tuvo lugar el sábado de la semana pasada en la plaza de los juzgados, donde unas decenas de antivacunas se reunieron con proclamas tan peligrosas como la de sustituir las vacunas por la administración de dióxido de cloro, sustancia esta que sí está probado que puede ser altamente perjudicial para la salud y acabar destrozando vidas. Sin duda se trata de un grupo reducido de inadaptados sociales que con sus propuestas alternativas solo ponen en evidencia su alto grado de desequilibrio y su lejanía del interés real por la salud del colectivo de la sociedad.
En ningún caso se trata de perseguir a grupos laborales de ningún tipo; ni a médicos, ni a maestros, ni a funcionarios; se trata de algo tan sencillo como poner cerco a los negacionistas, tengan la profesión o el empleo que sea. Solo esta minoría es incapaz de reconocer que siempre correrán menos riesgos los vacunados que los que no lo estén. La vacuna es ahora mismo la única arma disponible para tratar de vencer al covid, lo demás son simples patrañas.