El presi Sánchez despotrica contra los fumadores de puros madrileños, poderes ocultos que orquestan su salida de Moncloa. ¡Qué sandez tan sanchista! Típico discurso vacío de un humeante oportunista que se tambalea tras haber mentido a todos tanto tiempo. Tiene la cursilería del paleto new age cuando es el mayor pelota de la OTAN. Si Biden llega a esgrimir un tabaco, Sánchez hubiera sido el primero en darle fuego con pose de violetera.
Pese a sus lujosas aficiones, dudo que alguien de este gobierno sea fumador del sagrado tabaco de Vuelta Abajo: son más de porro que de puro. González, Aznar y Rajoy sí fumaban sus buenos vegueros. Zapatitos y Sánchez van de puritanos y no fuman puros, pero humean cábalas sobre los poderes ocultos (ambos llegaron al poder en carambolas harto sospechosas).
La falsedad es habitual en política, pero este gobierno supera al cuento de Pedro y el lobo. ¡Cómo explicar la excursión neoyorquina de la sección podemita del gobierno! Vuelan las poderosas comunistas en su avión particular, a cargo del bolsillo del contribuyente que esquilman, y se fotografían sonrientes en Times Square, símbolo del capitalismo salvaje.
Posiblemente haya sido una trampa de Sánchez para mostrar la tonta cara dura de sus socios. Les deja el avión para que no den la lata en la cumbre OTAN y de paso se retratan. Buena baza para la próxima propaganda electoral.
Pero esto del poder oculto y los puros es el típico rebuzno de un mamón con malos humos y cultura de serie TV. La mayoría de plutócratas actuales son fervientes nanotecnólogos, abstemios y no fumadores. Y así va el teatro del mundo, con las prohibiciones en aumento e histeria general.
El puro da serenidad y tolerancia.