Muy merecido el premio Timón a Es Nautic, el Club Náutico de San Antonio, que celebra su medio siglo convirtiéndose en uno de los mejores puertos deportivos del Mare Nostrum. Su Setmana del Mar lleva treinta años abriendo nuevos horizontes profesionales para los jóvenes lobos de mar pitiusos. Y también vitales, pues el amor a la mar dura toda la vida, enriquece el espíritu, otorga serenidad, fomenta la cortesía y alienta la bravura.
Un gran marino que se ahogaba en tierra firme, Cristóbal Colón, ya escribió aquello de que el mar dará a cada hombre una esperanza como el dormir le ofrece sueños. Y la mar pitiusa es privilegiada, tal vez la más hermosa del planeta azul, y sin duda el mayor tesoro de Ibiza y Formentera, con infinitas variaciones y paraísos escondidos donde uno puede fondear en espléndido aislamiento, incluso en mitad del atestado agosto (la mayoría de la gente va donde está Vicente o el sudoroso beach-club de moda, lo cual es de lo más conveniente).
Por supuesto que las Pitiusas han sido históricamente cuna de grandes marinos. Hay quien dice no había otra posibilidad, pero yo prefiero creer que ha sido principalmente por amor a una vocación aventurera, corsaria, contrabandista o la irresistible fascinación por la belleza. Por eso sorprende a veces encontrar indígenas que parecen vivir de espaldas al mar. Creo que la posibilidad de circunnavegar las Pitiusas debiera estar abierta en todos los colegios, sería la mejor asignatura. Desde Es Nautic ya han formado a once mil jóvenes en su Setmana del Mar, un proyecto inteligente que fomenta el amor a una mar esplendorosa. ¡Bravo!