Quien esto firma hace muchos años no daba especial importancia al hecho de que los demás escribieran o no correctamente. Es decir, como periodista, yo estoy obligada a hacerlo y era muy benevolente con aquellos que entendía que no tenían esa misma obligación. Con el tiempo, sin embargo, me di cuenta de que, salvo casos contados, escribir mal es una buena muestra de pobreza mental a todos los niveles. En general, el que escribe con faltas de puntuación y de ortografía no es un lumbreras en nada. Además, creo que quienes así actúan no muestran un excesivo respeto por los destinatarios de sus escritos.
Viene la perorata porque esta semana el imputado y socialista Rafa Ruiz, al que en el caso Puertos le piden entre tres y cuatro años de cárcel y 15 de inhabilitación para empleo o cargo público, ha publicado un mensaje en la red social X (antes Twitter) en el que se pueden contabilizar nada menos que 11 faltas, seis de puntuación y cinco ortográficas. Considerando que el mensaje tiene 48 palabras, es significativo el número de fallos. Si a eso le añadimos que, de dos frases, una carece de sentido, la cosa se agrava.
Que la oratoria no es lo suyo es algo que pueden comprobar ustedes mismos en YouTube, donde Vila publica todos los plenos. En esas sesiones, por las que el imputado Ruiz cobra 1.250 euros al mes, la oratoria del exalcalde oscila entre el «a punto de entrar en combustión espontánea» y el «quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos». Pues bien, por escrito es exactamente igual.
La pregunta es cómo alguien con estos mimbres ha logrado ser alcalde. Aunque también es posible preguntarse cómo ha conseguido sacarse una carrera. Pero, teniendo en cuenta que estudió en la Deep Catalonia, allí ya sabemos que el título te lo dan en función de la adhesión al régimen sepa-rata. Qué cruz tenemos con este sujeto…