El Museu Arqueològic d'Eivissa i Formentera (MAEF) organizó ayer una visita guiada a su laboratorio de conservación y restauración para celebrar la semana de los museos.
La restauradora del museo Helena Jiménez Barrera explicó el proceso desde que una pieza llega procedente de una excavación hasta que pasa a ser expuesta en el museo, así como los elementos que se pueden encontrar en estos laboratorios de restauración.
A la visita han acudido interesados de todas las edades, quienes han podido interactuar durante toda la sesión. Lo primero a tener en cuenta es el agua que puede utilizarse, que debe estar completamente esterilizada, pues «en todos los procesos que hagamos debemos trabajar con el agua más pura químicamente posible», explicó Jiménez.
Hay muchos elementos de seguridad que tienen gran importancia. Unos son los armarios de seguridad, pues al trabajar «con productos químicos, deben estar siempre bien guardados para que no haya ningún problema». También enseñó la cámara de gases, que «permite trabajar con cierta seguridad cuando manipulamos elementos químicos, absorbiendo cualquier vapor que se haya degenerado». La estufa para secar cerámica y metales que «alcanza temperaturas máximas de 80 grados, para eliminar restos de humedad». Lo que más llamó la atención de los pequeños fue una ducha amarilla para el cuerpo, con un grifo especial para ojos integrado.
Jiménez mostró las «cosas rotas» que suelen llegar a sus manos. En este caso eran unos trozos de una figura del yacimiento de sa Caleta. Una vez que llegan hay que limpiarlas y estabilizarlas: «Estas piezas estaban a una temperatura homogénea y se habían estabilizado con el medio, pero de repente las sacamos y las exponemos al sol, al oxígeno y demás factores, entonces tenemos que volver a estabilizarlas», explicó. A continuación mostró cómo reestructuraban las piezas usando yeso para que los visitantes del museo puedan imaginar cómo eran en su momento, hace más de dos mil años.