Hoy, en Puertas a la Vida, tengo el privilegio de contar con Cristian Henríquez. Arteterapeuta con una visión profundamente humanista de la educación.
Originario de Honduras, su trayecto lo ha llevado por diversas escuelas y proyectos en Madrid, Málaga e Ibiza, siempre explorando nuevas formas de aprendizaje basadas en la creatividad y el bienestar. Su paso por la Escuela Waldorf de Ibiza y su formación en Arteterapia del Color en Florencia han sido clave para desarrollar su propia visión educativa.
Como fundador de EducArte Ibiza, su misión es conectar la educación con el arte y la naturaleza, fomentando un desarrollo sano y armónico.
Hoy Cristian nos explica cómo el arte y la educación son herramientas de transformación, cómo los espacios de aprendizaje pueden nutrir el alma y qué significa realmente educar desde el corazón. Cristian ¡Bienvenido a Puertas a la Vida!
—¿Cómo surge Educarte Ibiza, y que necesidades actuales cubre?
—EducArte Ibiza nace a partir de mi proceso de transformación personal, sentía que todo lo que había aprendido y profundizado en educación, debía ser visto y conocido.
Después de observar el contexto escolar en el que trabajaba, identifiqué ciertos patrones que se repiten en las escuelas y proyectos educativos, y que una mirada diferente seria necesaria para aportar en el desarrollo y salud de los niños.
Ofrecer el Arte como un añadido a los aprendizajes, se convierte en un aspecto importante cuando decido crear EducArte. Aunque en nuestra actualidad cada vez más, resuena esto, vemos como el Arte a lo largo de la historia de la humanidad, ha hecho grandes aportes, y se ha convertido en una herramienta poderosa para nutrirnos como seres humanos.
—¿Qué diferencia a EducArte Ibiza de los métodos educativos tradicionales?
—Considero que, además del Arte como lo más visible que se puede apreciar en el trabajo didáctico, existe el trabajo de la «observación». Saber observar al niño, al adulto y observarme, es fundamental para realizar un trabajo pedagógico óptimo.
Cuando desarrollamos la capacidad de la observación, abrimos la puerta a la pregunta, a la contemplación, a la meditación y a la intuición, esto hace que como pedagogo consiga conectar con el niño y el adulto.
—¿Cómo utilizas el arte para transformar la forma en que los niños aprenden?
—El Arte al igual que el niño tienen sus propios procesos. Primero debemos tener en cuenta el momento evolutivo del niño y luego saber qué disciplina artística podemos usar con ellos. Me resulta complejo de entender cuando veo niños de 5 años queriendo pintar cuadros de Van Gogh o de Kandinsky, simplemente carece de sentido.
Si vemos los contenidos de cada curso escolar, como verdaderas obras maestras, nos resultará sencillo a través del Arte llevar dichos contenidos a los niños. Los niños aprenden haciendo, descubriendo y experimentando con su realidad, con su entorno.
—¿Por qué el arte facilita el aprendizaje y permite que los niños den lo mejor de sí?
—Porque cuando trabajamos con el arte, trabajamos con las fuerzas del alma y es lo que verdaderamente nutre. Por ejemplo, si queremos enseñar conceptos de la botánica como la fotosíntesis a un niño de 5 clase de primaria, no hay nada más maravilloso que salgan a observar la naturaleza, la majestuosidad y asombro de este proceso natural acompañado con pintura, estimula un interés por aprender en los niños.
Otro aspecto que estimula el interés por aprender es el asombro. Debemos propiciar en las clases que los niños se asombren, y nosotros como educadores también debemos desarrollar esta cualidad para poder transmitirla a los niños.
—¿Cómo el Arte nos ayuda a conocernos a nosotros mismos?
—Debemos entender que Arte, es todo aquello que nos inspira y motiva hacer algo. Para ello, debemos disfrutar de momentos en silencio con nosotros mismos, porque dentro de nosotros está la capacidad de transformarnos y crear, y para mí, es aquí cuando realmente conectamos con nosotros mismos.
Conectar contigo mismo es un arte.