La sala de exposiciones de Can Jordi acogió este miércoles la inauguración de Ens fan fora, una muestra tan contundente como necesaria. La exposición, que permanecerá abierta hasta el 7 de diciembre, pone el foco en la crisis de la vivienda en Ibiza a través de un conjunto de obras fotográficas que combinan imagen y palabra para retratar una de las mayores urgencias sociales de la isla.
Cada pieza muestra una fotografía acompañada de una cita real publicada en medios de comunicación locales y nacionales. En ellas, personas de distintos perfiles laborales comparten la crudeza de su situación: el desamparo de quienes trabajan, pero no pueden acceder a una vivienda digna.
«Cargamos los móviles en paradas de autobús y cogemos agua del grifo de un cementerio cercano», se lee en una de las obras, firmada por Sandra, empleada de limpieza. En otra, Alicia, que vive con su hijo en una caravana, confiesa: «Tengo el dinero para alquilar un piso, pero me pidieron 14.000 euros de golpe».
Las fotografías presentan motivos que se repiten: manos que sostienen o pierden llaves, dinero que se desliza entre los dedos, ladrillos de los que emergen billetes. Símbolos del acceso —y del despojo— de un derecho convertido en objeto de especulación. Las imágenes, impresas sobre toallas, refuerzan la carga crítica de la exposición: un material asociado al turismo y al uso efímero, que aquí se convierte en soporte de denuncia.
Foto: Toni P.
Algunas de las obras pudieron verse el pasado sábado sobre la arena de la playa de Figueretes, en un gesto performativo que trasladó la reivindicación al espacio público y turístico por excelencia. Allí, entre bañistas y sombrillas, frases como «Un piso cuesta más de lo que gano» o «Estamos en la calle» dieron voz a quienes sufren el drama de la vivienda.
Otras citas condensan la impotencia de una generación entera. «Llevo diez años viviendo como si estuviera de Erasmus. Cada año es una odisea encontrar un lugar donde vivir», explica un docente interino. «Vivía en un piso normal, pero los incrementos en los precios acabaron por echarnos», recuerda Agustina, funcionaria. «Si los que venimos a Ibiza para trabajar no podemos pagar una vivienda, los ricos tendrán que servirse ellos mismos», advierte Antonio, cocinero temporero.
La exposición, en palabras de sus impulsores, «importa porque la vivienda no es un bien de mercado, sino un derecho fundamental que hoy está siendo vulnerado por la especulación inmobiliaria, la falta de regulación y los desequilibrios territoriales que afectan especialmente a las Pitiusas».
En Ens fan fora, las toallas cuelgan convertidas en gritos silenciosos. Cada imagen y cada frase invitan a detenerse, a mirar y a reconocer en esas voces anónimas el reflejo de una herida colectiva. Porque, como recuerda una de las obras más desgarradoras: «Solo quiero un techo, una dirección donde mi hijo Óliver pueda decir: vivo aquí».