El barrio de Can Bonet volvió a convertirse este domingo en punto de encuentro para vecinos y visitantes con motivo de la Festividad de la Sagrada Familia, una de las celebraciones más arraigadas y esperadas del calendario local. Como marca la tradición, el primer domingo posterior a la Navidad reunió a numerosas personas en torno a una jornada marcada por el ambiente festivo, el carácter familiar y la combinación de actos religiosos y populares.
La celebración comenzó con la misa solemne, que congregó a fieles procedentes de distintos puntos del municipio y volvió a subrayar el papel central de esta parroquia —la más joven de la isla— dentro de la vida social y espiritual del barrio. El oficio religioso estuvo presidido por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, y contó con la presencia institucional del alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra; el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí; y el vicepresidente del Govern balear, Antoni Costa, lo que evidenció el peso simbólico y social de esta festividad en el municipio.
El interior del templo se llenó de vecinos que quisieron participar en esta cita especial, muchos de ellos ataviados con vestimenta cuidada para la ocasión, en una muestra del respeto y la importancia que sigue teniendo la Sagrada Familia para la comunidad de Can Bonet. Este año, además, la coincidencia del primer domingo después de Navidad con el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, dejó un momento inesperado que no pasó desapercibido para los asistentes.
Durante la homilía, el obispo Vicent Ribas aprovechó la efeméride para gastar una inocentada que, por unos instantes, dejó a la iglesia en absoluto silencio. Tal y como relatan los propios vecinos, el prelado se dirigió al párroco, don Virgilio, preguntándole públicamente si podía desvelar «el secreto». A continuación anunció, con aparente solemnidad, que el sacerdote abandonaba la parroquia tras haber sido nombrado obispo de Bohol, en Filipinas.
La sorpresa fue generalizada. «El señor obispo me ha dado uno de los sustos más grandes del año con la inocentada que nos ha gastado. En principio todos nos hemos quedado en shock, menos mal que hemos tenido un momento para recapacitar y darnos cuenta de que se trataba de una inocentada. Ha sido una broma la mar de curiosa», explicaba entre risas Cati Riera, vecina de Can Bonet.
«La inocentada ha comenzado cuando el señor obispo se ha dirigido al párroco, don Virgilio, preguntándole si podía desvelar ‘el secreto’ a todo el mundo. Entonces nos ha contado que don Virgilio nos dejaba porque le habían nombrado obispo de Bohol, en Filipinas. ¡Don Virgilio no puede dejarnos!», añadía.
El propio párroco reconocía no haber sido cómplice de la broma: «Yo tampoco me esperaba esa broma por parte de nuestro obispo, ha sido un detalle gracioso con motivo del Día de los Santos Inocentes». Más allá de la anécdota, don Virgilio quiso subrayar el buen ambiente vivido durante la jornada: «En cuanto a la celebración, estamos muy contentos de que el tiempo nos haya acompañado, igual que toda la gente del pueblo, que siempre camina junto».
Finalizada la misa, tuvo lugar la tradicional procesión por las calles aledañas a la capilla. Las imágenes religiosas recorrieron el entorno acompañadas por los asistentes, en un ambiente solemne pero cercano, que reforzó el sentimiento de pertenencia y la implicación vecinal en unos actos que, año tras año, mantienen viva la identidad del barrio. El regreso al templo puso el broche a la parte más litúrgica de la jornada.
A continuación, el protagonismo pasó a la cultura popular con la exhibición de ball pagès, muy celebrada por el público. Balladors y balladores de distintas edades demostraron la vitalidad de esta tradición, que sigue despertando interés tanto entre los residentes habituales como entre quienes se acercan expresamente a Can Bonet para disfrutar de estas fiestas.
La jornada continuó en la explanada del barrio, donde la Asociación de Vecinos ofreció una degustación de buñuelos y vino de la tierra. Este encuentro informal permitió a los asistentes compartir conversación y reforzar los lazos comunitarios en un ambiente distendido que es ya una seña de identidad de estas fiestas patronales. «Las fiestas de la Sagrada Familia abarcan desde mediados de diciembre hasta mediados de enero, por lo que están incluidas dentro de la programación navideña con distintas actividades para todo el mundo. Son unas fiestas muy populares en las que se implica todo el barrio», destacaba el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra.
La Festividad de la Sagrada Familia marca además el día grande de un amplio programa de actividades que se prolongará durante el mes de enero. Entre las próximas citas figuran la celebración de Nochevieja, el 31 de diciembre; la Fiesta Filipina del Barrio, el 3 de enero; la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos, los días 4 y 6 de enero; y la VIII Exposición de Vehículos de Carreras, prevista para el 11 de enero. El calendario festivo se cerrará el sábado 18 de enero con el tradicional almuerzo homenaje a los mayores en el restaurante Es Cruce.
Con esta jornada, Can Bonet volvió a demostrar su capacidad para mantener vivas las tradiciones y fortalecer la convivencia vecinal, combinando actos religiosos, cultura popular y espacios de encuentro que refuerzan el tejido social del barrio.
Desde cuándo se baila baile pagés en medio de la calle? No se puede ser más ridículo. Si la iglesia se hubiera construido con un poco de idea, se hubiera hecho una plaza en su parcela (donde hay grava) en lugar de usarlo como aparcamiento, etc. Mira que hay sitio ... Para eso no lo hay, para la casa del cura si. Patético.