El Consell de Formentera presentó el pasado miércoles ante los vecinos de Sant Ferran el proyecto de obras de la calle Joan Castelló i Guasch, el tramo de la carretera PM-820 que cruza el municipio, cuya ejecución tendrá lugar en dos fases. La primera tendrá una duración de cuatro meses, se iniciará el próximo mes de enero y afectará los primeros metros de la avenida desde la rotonda de la entrada. La segunda se desarrollará entre noviembre de 2019 y abril de 2020 y tendrá en cuenta el tramo comprendido entre el cruce del bar Verdera y el colegio.
Ante esta exposición pública, desde la Asociación de Vecinos de Sant Ferran se pronunciaron ayer al respecto y admitieron que «partir el proyecto por la mitad y hacerlo en dos años creará un problema en el pueblo». Según el presidente de la asociación, Llorenç Córdoba, «no es solo el bloqueo de una calle, sino que siendo un pueblo tan pequeño acabas aislándolo entero».
Desde el área de Mobilitat del Consell aseguraron que los comercios afectados por las obras recibirán ayudas con el fin de facilitar su día a día. Sin embargo, Córdoba recordó que con las obras en las calles Guillem de Montgrí y València “los que tenemos negocios sabemos lo que sufrimos el año pasado y se hace duro pensar que continuará dos años más”.
El proyecto de obras de la calle Joan Castelló i Guasch prevé ampliar las aceras a ambos lados, un único carril bici mejor acondicionado, ampliar el número de plazas de aparcamiento, así como el número de pasos de cebra y renovar el mobiliario urbano, entre otros asuntos.
No obstante, algo que llamó la atención de los asistentes a la reunión fue que hay partes del anteproyecto que contemplan obras en terrenos que hasta ahora son privados y que mientras no se cedan, no podrán añadirse a los trabajos finales.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Ferran afirmó sentirse «sorprendido» por «enterarme de que después de tantos años aún se esté negociando con los terrenos». Según sus críticas, «en un proyecto tan longevo, mientras se trabajaba en otros asuntos, se podría haber ido trabajando en las negociaciones con los terrenos privados, para cuando llegue el momento de ejecutarlo tener algo cerrado».
Paralelamente, la construcción de este nuevo vial se cruza con otra polémica actual, el colegio de Sant Ferran. El proyecto presentado el miércoles parte de que el actual colegio debería no estar ya operativo y por eso hay actuaciones que afectarán a su terreno. Pese a esto, tal y como señaló Córdoba, «cuando se tenga que hacer el vial y siga estando el colegio, todo su espacio que está previsto en el vial o afectará aún más en los terrenos, o no se podrá terminar esa parte».
Los responsables del Consell, en este sentido, admitieron que hay aspectos como este en el proyecto que pueden afectar en cierto modo a su ejecución, pero aseguraron que se tomarán las medidas oportunas para que no supongan un problema mayor. Por ejemplo, de los cerca de dos millones de euros que costará el proyecto, apuntaron que una cantidad importante corresponde a un plus de dirección y control técnico que se asegurará de que se cumplen los plazos estipulados.
Más inversiones
El presidente de la Asociación de Vecinos, Llorenç Córdoba, declaró que pese a que se diga lo contrario «Sant Ferran ha estado durante muchos años abandonado de las inversiones locales». Algo que, según su parecer, se ha ido solucionando, pero yendo «a prisas y corridas sin tener en cuenta un plan general para prevenir y hacer las cosas en orden».
Córdoba apuntó a una mala coordinación entre vecinos, comerciantes y el Consell por el hecho de no «aprovechar toda la infraestructura que se ha hecho para reavivar el pueblo, que sigue estando muy muerto». «Hablar de infraestructuras sin hablar de una dinamización del pueblo es complicado», añadió.
Entre estas actuaciones, Llorenç Córdoba, destacó algunas como señalizar el centro del pueblo y su patrimonio para «dar visibilidad al pueblo, porque hay mucha gente que pasa por aquí y no entra al centro», o sumar esfuerzos en asuntos de limpieza. «No puede ser que se esté cobrando tanto en impuestos turísticos y que la gente que pasea por nuestras calles siga encontrándose plásticos volando por la calle o cervezas del día de antes», concluyó.