Helena Lafuente tiene 12 años y estudia primero de la ESO. Miquel Tur cumplió en mayo los 18 y hace apenas unas semanas emprendió un nuevo rumbo en Barcelona, donde estudia la especialidad de sonología en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Ambos tienen en común que son de Formentera y, además, han obtenido el premio extraordinario de final de grado que otorga el Conservatorio de Música y Danza de Ibiza y Formentera.
Son jóvenes y amantes de la música. De hecho, a los dos se les nota a leguas, sobre todo cuando tratan de restar importancia a este logro, pues para ellos la música es pasión. Pero su mérito no es poco, pues su nota media de matrícula de honor en el Grado Elemental de piano, en el caso de Helena, y en el Grado Profesional de guitarra, de Miquel, les dio pie a interpretar dos obras frente a un jurado que creyó en ellos y en su merecido reconocimiento.
Para Miquel el premio extraordinario es un añadido en su currículum y un mérito propio, puesto que “simplemente compites contra ti mismo”. De igual modo, Helena confesó estar “muy contenta conmigo misma”, ya que esta mención representa “todo el esfuerzo entregado en poder obtener este premio”. Ambos coincidieron en que no existe ningún secreto para llegar a la excelencia, sino que simplemente reside en ser aplicado y echarle horas. “Si me preguntan qué hago para desconectar de la música, yo respondo que con más música”, admitió el joven guitarrista.
En ambos casos su amor por la música les vino casi innato, ya que desde pequeños tocar sus respectivos instrumentos fue su juego favorito.
Maribel Calafat, la madre de Helena, contó que su hija “aparte de que ha sido muy aplicada y le ha gustado mucho estudiar, siempre ha tenido una sensibilidad especial hacia la música”. “Creo que es una cosa muy difícil de aprender y cuando ya la llevas innata te sale mucho más fácil”, explicó. Ello le llevó incluso, entre otros méritos, a obtener en 2018 una mención especial en un concurso en Lleida, más allá de las fronteras pitiusas.
Además, por las venas de Helena la música corre incluso antes de nacer, pues viene de una familia “en general, un poco musical”. Su abuelo era guitarrista y su tía también fue un auténtico portento. “Su padre vino de Barcelona tocando también la guitarra y se le daba muy bien”, contó su madre. Y cómo no, ella misma y su hijo, el hermano de Helena, no podían quedarse atrás.
Recién empezada su etapa en secundaria e iniciada su andadura en el Grado Profesional de piano, Helena todavía no tiene claro si su futuro profesional estará relacionado con la música u optará por otras ramas como la ciencia, su favorita. Sin embargo, lo que sí está claro es que jamás apartará el piano de su vida. Su madre se sinceró al asegurar en este sentido que lo importante es “que siga disfrutando de la música y ya sabrá poco a poco”.
Por su parte, Miquel Tur sí lo tiene claro. Empezó con la guitarra a los 7 años y a los 18 acaba de empezar a jugarse su futuro profesional, que en su caso sí estará dedicado con total seguridad a la música. Tal y como explicó, la especialidad en sonología que estudia en la ESMUC consiste en el estudio del sonido tanto en los ámbitos acústicos como en los digitales y tiene numerosas salidas profesionales. Así pues, según él, no se cierra a las múltiples opciones que le puede brindar su propia formación: “Al final el mundo de la música es tan complicado que te formas en algo de forma muy global y entonces ya se verá a donde puedes optar”.
Tur también lleva años formando parte del dúo de rock acústico ‘Sweet Lure', junto a Júlia Benevelli, con lo cual tampoco sería de extrañar que su futuro en el ámbito musical acabe decantándose por ser él mismo el protagonista en los escenarios.
Lo que sí tiene claro el joven músico es que en esta nueva etapa de su vida quiere “vivir y ver mucho mundo”. Desde su punto de vista ésta es la “solución” a los posibles obstáculos que se puedan interponer a su trayectoria. De hecho, confesó que, si bien es difícil encontrar algún sitio tan especial para vivir como Formentera, no está en sus planes regresar de forma fija a la isla a corto ni medio plazo. Pese a ello, si algo hay seguro, es que Formentera siempre seguirá formando parte suya allá donde vaya.