Desde que en la madrugada del martes el buque de carga River Thames encallara en la Platja des Valencians, en Migjorn, no ha parado de crecer la expectación en Formentera. No es de extrañar, teniendo en cuenta que se trata de un carguero de 89 metros de eslora que se encuentra a escasos 300 metros de la playa.
La sorpresa del primer momento dio paso a la preocupación ante la posibilidad de un posible desastre ecológico. Rápidamente Salvamento Marítimo intervino para aclarar que la carga no era peligrosa (pulpa de madera y arcilla) y que el buque no presentaba fisuras y no debía preocupar un vertido de combustible.
Este sábado por la mañana llegará a Formentera el remolcador holandés Bever, que este viernes zarpó del puerto de Marsella. No podrá intervenir de manera inmediata, ya que, según el jefe de Salvamento Marítimo de Baleares, Miguel Chicón, «primero deberán acabar el plan de reflotamiento, que debe contemplar todos los escenarios posibles, para evitar que el barco se pueda dañar y las consecuencias que eso tendría».
Ese plan deberá ser aprobado por Capitanía Marítima y a partir de ese momento, se podrá proceder a la operación, «que en todos los casos es muy complicada y supone un riesgo ante el que se deben tomar todas las precauciones posibles. De esta forma el River Thames seguirá formando parte del paisaje de la isla y siendo objetivo de las fotos de muchos turistas todavía durante algunos días.