Este jueves volvió a pasar. Un nuevo ataque de un perro o varios acabó con la vida de un cordero y dejó malheridas a las tres ovejas y al macho que completaban la pequeña manada que la familia de la finca de Can Toni Mayans tiene más para conservar la tradición que para cualquier otra cosa.
La abuela de la casa no ocultaba su malestar poco después del ataque: «Los que dejan a los perros sueltos no se dan cuenta de que al final van a acabar con nuestras costumbres». La mujer confesaba que «son una de las pocas distracciones que me quedan ya que estoy muy mayor y me sirven de compañía».
Alrededor de las 11.00 horas se detectó movimiento en los terrenos aledaños a la casa tradicional y la asistenta alertó del ataque. Nadie vio nada, por lo que se desconoce si se trata de un solo perro o de un ataque coordinado con la participación de varios canes. Hasta la propiedad se desplazaron efectivos de la policía local, que intentaron localizar a los animales atacantes sin éxito.
La veterinaria Loana Fraga se desplazó para sanar a las ovejas supervivientes manifestando que por el corderito «ya no se puede hacer nada. Las heridas son muy graves». Fraga explicó que todo parecía indicar que se trata «de un perro de grandes dimensiones ya que ha atacado a todos a la cara y con heridas importantes. Los perros pequeños suelen atacar por detrás».
Ataques habituales
Este tipo de ataques al ganado son frecuentes en Formentera. El último del que se tiene conocimiento fue el pasado verano en la finca de Can Juan Blai con el resultado de diversos corderos muertos y varias ovejas heridas. Hasta el pasado mes de julio, el Consell de Formentera había capturado y retenido en la perrera a 42 perros sueltos y sin vigilancia por parte de sus propietarios. El incumplimiento de la ordenanza supone el pago de una tasa de 45 euros.
El pasado mes de noviembre la institución puso en marcha una campaña de concienciación para que los propietarios de perros entiendan la importancia de controlar a sus mascotas y garantizar el bienestar del ganado.