El «Anaga» es un patrullero de la Armada con base en el puerto de Maó, en la isla de Menorca. Este buque forma parte de la flota que entre los meses de mayo a septiembre vigilan la zona de especial protección del Mediterráneo, en la que están incluidas las Pitiüses, como informan desde la Dirección General de Pesca del Ministerio de Agricultura.
El objetivo de los controles iniciados el pasado lunes es «evitar que faenen barcos no comunitarios en aguas de las Islas, como suele ocurrir cada año», como explica el responsable del departamento de Inspección Pesquera del Ministerio, Juan Luis Gil Gamundi. Como informó ayer Ultima Hora Ibiza y Formentera , el «Anaga» ha comenzado una campaña «rutinaria» -como la califican desde la Dirección de Pesca" de inspección de los barcos que faenan en aguas de Balears. Se revisan las redes y los aparejos empleados para la pesca y se comprueba que se ajustan a la legalidad. Estas inspecciones finalizarán mañana.
En su misión, la patrullera se encuentra con todo tipo de situaciones, como la que se produjo el pasado lunes por la tarde, cuando los cuatro tripulantes del «German Lloret» -un pesquero con base en el puerto de Vilajoiosa- se vieron inmersos en el celo con que se cumplen las órdenes. Lo último que se les ocurrió pensar cuando observaron el pasado lunes por la tarde que un navío de la Armada española, con marineros armados y un enorme cañon en su proa les estaba persiguiendo a cuatro millas del puerto de Eivissa a gran velocidad, fue que se tratara de una cosa «rutinaria».