La postura radical de Margalida Rosselló ante el problema del agua y su controvertida gestión está provocando una fuerte crisis interna en el Govern hasta el punto de que algunos integrantes del pacto creen que sólo existe una salida: la dimisión voluntaria de la consellera de Medi Ambient. Las últimas declaraciones de Rosselló respecto a las soluciones para paliar el problema del agua, avaladas por Els Verds, provocaron ayer una evidente crispación entre algunos componentes del Govern, y especialmente molestaron al president, Francesc Antich.
Rosselló solicitó a lo largo de la mañana una reunión al president del Govern, quien instó a la consellera de Medi Ambient a plantear su postura respecto al problema del agua en la reunión del gabinete autonómico que se celebrará el viernes. Antich ni siquiera escuchó las explicaciones de Rosselló, visiblemente nerviosa durante la sesión plenaria del Parlament. Los continuos desplantes de Rosselló, así como sus equivocaciones políticas "anunciar el incremento de tarifas de agua a pocas semanas de unas elecciones" han agotado la paciencia del president Antich. Si todo sigue igual como ahora, y no se produce un acercamiento entre el presidente y la consellera de Medi Ambient, las consecuencias políticas pueden ser drásticas. Antich es partidario de destituir a Rosselló, pero otros integrantes del Govern creen que debe ser Els Verds quien releve a la consellera, mientras los ecologistas tienen intención de apoyar a su militante ante una posible crisis de gobierno.