El trabajo en los juzgados no se limita a funcionarios, abogados, fiscales o jueces. Numerosas personas intervienen en el desarrollo de un proceso y la extracción de conclusiones, entre ellas, los peritos. Se acostumbra a hablar de estudios urbanísticos o psicológicos pero pocos se han percatado de un elemento esencial a la hora de definir al ser humano: «La escritura es un acto completo del individuo y como tal, en él se aprecian tanto los aspectos sociales como los particulares de los sujetos». Estas palabras las pronuncia Gabriel Molina, un perito calígrafo que desarrolla su trabajo en Eivissa. En la isla es difícil encontrar especialistas de esta índole, capaces de clarificar en un juicio aspectos trascendentales como la falsedad o autenticidad de una firma.
Los expertos se cuentan con una sola mano (entre ellos uno de la Guardia Civil) y resulta paradójico que hasta la llegada de Molina, los estudios se encargaran a una maestra de escuela. El volumen de trabajo no es demasiado alto, «de uno a tres casos al mes» señala. La labor se inicia cuando el procurador o las partes interesadas, lo solicitan ante el magistrado que es el que admite o no la presencia del perito (pueden reclamarse hasta tres distintos).
A partir de entonces comienza una tarea sujeta a parámetros muy concretos. Se trata de un procedimiento comparativo que dependerá de si se dispone de originales o fotocopias, de la antigüedad de los documentos, etc. La técnica varía en función de lo que se pide pero en general se toman en cuenta características tales como el volumen, la amplitud, la inclinación, la estructura, la dirección, la forma, el tamaño y más específicamente, los rasgos de velocidad y presión. En este sentido, destacar que existen caracteres que se realizan de manera inconsciente a la hora de escribir y sólo un especialista es capaz de imitarlos. De hecho, según apunta Molina: «Los mejores falsificadores son grandes peritos ya que son los únicos que pueden percatarse de determinadas singularidades en cada trazado». Una vez realizado el análisis se dispone de un día para ratificar las conclusiones y los litigantes pueden entonces preguntar lo que consideren oportuno al encargado del informe.
· Nieves Ibarrondo.