El resultado del análisis efectuado a las ovejas de una granja de Santa Gertrudis para comprobar si padecían la enfermedad de la lengua azul ha sido negativo, es decir, ninguna era portadora del virus ni, aunque parecía lo contrario, los síntomas que presentaban tenían relación con los de la enfermedad que ha arrasado en algunas fincas de las islas de Menorca y de Mallorca.
El resultado fue hecho público ayer por el conseller insular de Agricultura, Vicent Tur. A su juicio, sacrificar aquellas ovejas fue una medida «prudente» para evitar la propagación de la hipotética epidemia.
También como medida preventiva la conselleria procederá próximamente a vacunar todo el ganado ovino, caprino y bovino de las Pitiüses, si bien la campaña no comenzará hasta que desciendan las temperaturas. La razón no es otra que evitar a los mosquitos culicoides, que son los propagadores del orbivirus: «Si hay mucho vector (mosquito) que transmite la enfermedad, se corre peligro. Es preferible vacunar cuando no hay presencia masiva de mosquitos, ya que entonces hay mayor control».
Por otra parte, no se podrá saber cuál fue la enfermedad que realmente afectó a las ovejas de Santa Gertrudis que fueron sacrificadas, ya que todas las muestras enviadas a los laboratorios han sido empleadas en los análisis efectuados para detectar si padecían la lengua azul.