La responsable de la Oficina de la Dona, Sara Santacruz, señaló a Ultima Hora Ibiza y Formentera la satisfacción del servicio por el aumento de las cifras de denuncia ya que esto significa que «las mujeres se han concienciado de que no tienen porqué seguir aguantando las agresiones», un punto que antes no se tenía tan claro. «La cultura de las diferencias de género está desapareciendo porque, aunque ahora salgan a la luz más casos, hace años había todavía más pero estaban ocultos porque no se nombraban», matizó la responsable.
La Oficina de la Dona recibe los casos por dos vías. La primera es la visita directa de la mujer agredida, que muchas veces efectúa la denuncia cuando su caso ha llegado a un punto límite. La mujer maltratada se ha enterado de la existencia del servicio a través de los medios de comunicación, de familiares o amigos aunque son muchos los casos que se derivan de una atención previa por parte de un médico de familia, de un psicólogo, un pediatra o un abogado. La segunda vía de entrada de los casos se debe a la existencia de una denuncia previa en Comisaría o en el Juzgado que pasa a la Oficina de la Dona mediante los llamados «protocolos de derivación».
Una vez que la mujer llega al centro se estudia su caso detenidamente. Se comprueba si cuenta con apoyo familiar, si tiene trabajo y, sobre todo, si le resulta peligroso volver a su casa, situación en la que se gestionaría una plaza de acogida en uno de los pisos con los que cuenta el servicio.
Tras este estudio se le presta asesoramiento jurídico aunque no se obliga a denunciar si la mujer tiene miedo. En este caso se opta por el apoyo psicológico y emocional para comprobar si la mujer puede ir superando el temor a afrontar un proceso judicial. Durante el trámite también se expone la posibilidad de iniciar un contacto con el agresor y de prestarle apoyo psicológico, en caso de que se crea que éste va a ser positivo