Operarios de la estación depuradora de aguas residuales (Edar) de Eivissa abren puertas y ventanas de zonas que deberían permanecer permanentemente estancas para no ahogarse con las altas concentraciones de sulfhídrico y de amoniaco. El director general de Recursos Hídricos de la Conselleria balear de Medi Ambient, Antonio Rodríguez, confirmó ayer este extremo y sus principal consecuencia: que al abrir esas áreas, los gases que producen el hedor escapan de la depuradora y alcanzan las zonas habitadas de los alrededores.
En un informe elaborado por Infilco (empresa que gestiona la depuradora) a petición del Instituto Balear de Saneamiento (Ibasan), y que este organismo entregó hace escasos días al Ayuntamiento de Eivissa, se advierte de que en esa planta existe un «muy grave problema de salud y seguridad laboral» derivado de unas concentraciones de amoniaco y sulfhídrico que «rebasan ampliamente» los límites de exposición de corta duración, tal como publicó ayer este periódico.
«Hace una semana -explicó ayer el director de Recursos Hídricos- estuve en la Edar de Eivissa y les dije a los responsables que deberíamos sellar con silicona las ventanas y poner doble puerta. Varias veces que he ido me he encontrado las puertas y ventanas abiertas, y los operarios dicen que lo hacen cuando trabajan allí dentro. Eso no se ha de hacer así, es una mala práctica. Hay que mantenerlas herméticamente cerradas». Rodríguez considera que los operarios deberían trabajar en esos lugares con mascarillas, tal como aconseja otro estudio en manos del Ibasan, si bien por «comodidad» esos trabajadores están infringiendo las normas laborales y de seguridad y, consecuentemente, están afectando al bienestar de los vecinos.