La carta remitida por los vecinos y empresarios de Sant Antoni a la Fiscalía y al Defensor del Pueblo fue calificada ayer por uno de sus representantes como un agónico «SOS»: dado que en las Pitiüses no hacen caso a sus reclamaciones, esperan que al menos en la Península les atiendan. Hasta el momento han tenido reuniones con la directora insular de la Administración General del Estado y con el alcalde cuyos resultados han sido «nulos»: «No basta con que se hagan unas pocas actuaciones de la Policía y de la Guardia Civil, queremos hechos y un cambio total».
Esa falta de resultados les hace sentirse frustrados y recelar de los remedios que las autoridades locales puedan plantear tras el verano: «Estamos hartos de esperar. Lo que no sean soluciones aquí y ahora son intentos de dilación de los que no seremos cómplices», indicaron. Para solucionar el tráfico de drogas, la venta ambulante, el desorden y la suciedad, las ocho asociaciones tienen claro que bastaría con cumplir dos requisitos: tener voluntad política y disponer de suficientes medios policiales.
Ninguno de los dos se cumplen, aseguran. Para acabar con la «degradación, delincuencia y permisividad» que minan la imagen de Sant Antoni reclaman «igual contundencia que la tenida para poner freno a las fiestas ilegales y a la de los tambores y para evitar que se celebrara el festival de la MTV en el hipódromo», medidas éstas encaminadas a proteger los intereses de las discotecas.