La media de temperaturas durante los meses de verano ha sido la más alta de la historia de las Pitiüses. El calor infernal, incluso por las noches, ha agotado los stocks de ventiladores y , sobre todo, ha provocado largas esperas a los cientos de familias y muchas empresas que se han decidido este año por una instalación de aire acondicionado.
Los encargados de mantenimiento e ingenieros consultados por este periódico han confirmado la proliferación de empresas y particulares sin la titulación y conocimientos precisos que, de manera fraudulenta, han instalado aires acondicionados en las Pitiüses a pesar de carecer de licencias y de garantías para los compradores.
Uno de los problemas que surge al fiarse de estas empresas es que, a la hora de arreglar un problema, «tienden a desaparecer», confirma un instalador legal, opinión que comparte un ingeniero técnico que asegura que en muchos casos, ante cualquier fallo o problema, los compradores se encuentran con que no tienen la garantía estándar por lo que se ven obligados a recurrir a una empresa legal y a costear, euro a euro, el coste de una reparación que en garantía les hubiese salido totalmente gratis.
Otro problema que surge es que las instalaciones presentan fallos desde el primer momento porque no han sido colocadas por personas cualificadas.
Los instaladores reconocen que este año la demanda ha sobrepasado las expectativas y la capacidad de reacción de las empresas por lo que se han tenido que soportar largas esperas de hasta un mes para poder disfrutar del aire acondicionado. Muchas casas se han pasado medio verano con el aparato en casa pero sin la instalación hecha lo que ha propiciado la aparición de los ilegales.
Los ingenieros técnicos consultados aseguran que este tipo de actividades ilegales se producen todos los años pero matizan que este verano, con el calor sofocante y la alta demanda de aire, se ha disparado completamente.
Un instalador legal compara este caso con el de los talleres ilegales de coches: «Puede que hagan una reparación y más rápido pero siempre será una chapuza y se corre el riesgo de que si algo falla hayan desaparecido del mapa», apunta.