Nos decía Antonio Gala, uno de los primeros pregoneros de la moda Adlib: «En la vida del ser humano todo lo que hay de hermoso es una isla. Esta isla, Ibiza, es como un paraíso donde Eva no hubiera aún mordido la manzana y donde el primer 'menage a trois' Eva, Adán y Serpiente no se hubiera consumado todavía». Y yo añadiría a lo dicho por Gala que en esta isla se visten se visten unos ropajes hechos con telas milenarias como el lino y el algodón con unas joyas preciosas y vistosas, con un gran colorido y que pueden admirarse en paisajes únicos, en los patios de casas encaladas, perdidas entre higueras, algarrobos, olivos milenarios, pinos, sabinas, romeros y tomillos donde se oye cantar al grillo y la cigarra y que aceptando la presencia de Adán y Eva los imagino corriendo cogidos de la mano por las finas arenas de recónditas playas con unas aguas transparentes de color turquesa y despojándose antes del baño de su única vestimenta, la hoja de parra. Una suave brisa se llevaría por los aires la hoja, que volaría cientos y miles de años hasta caer en la terraza del estudio de un pintor que estaba buscando inspiración para el tema del cartel que iba a presentar en el concurso exposición que buscaba una marca para una moda que iba a nacer. ¡Qué tema mejor que la vestimenta del primer ser humano! La hoja de la parra estilizada con el perfume de Eva. ¡Había nacido el símbolo Adlib!
En esta década maravillosa de Ibiza, la de los 60, empezaron a abrirse boutiques con un nuevo estilo, una nueva moda que tuvo gran aceptación y se convirtió en una nueva forma de vestir, una moda revolucionaria, libre, fresca, alegre, cómoda, informal, no se regía por ningún canon ni corriente, era una explosión de libertad de unos diseñadores que no se ceñían a ninguna regla. Esta moda empleaba todos los colores, todas las telas, principalmente las empleadas en el campo de Ibiza, linos y algodones que vestían nuestras payesas, mezcladas con tendencias que venían de oriente, India, Nepal, Indonesia y las influencias hippies con flores en los peinados, bisutería africana y alpargatas, cestas y sombreros ibicencos como accesorios Todo esto caló hondo y las revistas empezaron a ocuparse de estas nuevas corrientes en el vestir nacidas en Ibiza, acogidas con aplauso. Fue entonces cuando un pequeño grupo apostamos por esta moda y en el seno del Fomento de Turismo, en el año 70, se creó un comité encabezado por su presidente, Miguel García de Saez y formado, creo recordar, por Francisco Verdera, Mariano Llobet, José Colomar, Smilja Mihailovich, Luis Ballester, delegado de Iberia, el arriba firmante y como secretario el de la entidad, Enrique Ramón. Las finalidades que buscábamos eran varias: agrupar a las boutiques, dar un nombre a la agrupación, organizar desfiles, promocionar su venta fuera de la isla y que fuera al mismo tiempo una arma de promoción de la isla, y encontrar un logotipo. Ninguno de nosotros era experto en moda y todavía ahora me pregunto cómo conseguimos los magníficos resultados y que 33 años después todavía continúe.
Barajamos muchos nombres y al final Pepe Colomar soltó un latinajo que por sorprendente todos aceptamos: "Ad libitum" que se puede traducir como vivir a tu manera, vivir como quieras, vivir en libertad. Se hizo la contracción 'Adlib' y así nació el nombre de una nueva moda con el slogan de «viste como quieras pero con gusto».
Las boutiques y creadores que participaron el primer año fueron 12, Rosa Negra de Rosa Sallán, Top-Top de María Luisa de las Casas, Aivia de la Señora de Puget, 2oe de Siegfried Meir, Tip-Top de Catherine Bouyssón, Falstaff, Ceuta de Carmen Cruz, Bys de Trío Beznard, Ives-Stephani, Victoire de Brigitte Attard, El Patio de Elsa Gluck, Azul de Riff Heber, Percy y Calixte de Marguerite Diolé. Estos fueron los primeros creadores que participaron y los verdaderos, auténticos y únicos pioneros, y nadie más. Esto debe quedar bien claro y es definitivo.
Para buscar una marca o logotipo se invitó a todos los artistas de la isla a participar en una exposición de carteles para que un jurado seleccionáramos el más atractivo y con garra. Participaron unos treinta expositores y todos nos inclinamos por la estilización de la hoja de parra que identificamos con el primer traje de la historia de la moda, y ésta ha sido la marca que durante 33 años ha identificado la moda Adlib. Ahora parece que se opta por un nuevo logotipo y son muchas las personas y diseñadores, entre los que me incluyo, que han mostrado su sorpresa y consideran un lamentable error y gran equivocación tirar por la borda una marca con más de 30 años de vigencia. Se me escapan los motivos y me gustaría saber las razones y criterios empleados para tal decisión.
El programa de la primera semana fue largo, completo y generoso teniendo en cuenta un presupuesto alrededor de medio millón de pesetas (no euros). Duró 5 días y hubo 5 pases, repartidos por toda la isla, podría decirse que uno en cada municipio. Los primeros pregoneros fuimos Miguel García de Saez y yo, en los años venideros los tuvimos de gran prestigio: Natalia Figueroa, Pepe Oneto, Pedro J. Ramírez, Julián Lago, etc., etc.
Los invitados podrían dividirse en tres grupos: VIPs, medios de información y posibles compradores, éste último grupo fue el que más cuidamos y consideramos como básico de cara al futuro, entre ellos recuerdo a El Corte Inglés. Entre las personalidades, destacaban Inmaculada de Borbón Dos Sicilias, la Condesa de Quintanilla y la Vizcondesa de Ribas, ambas figuraban entre las diez mujeres más elegantes del mundo. Como presentador tuvimos a Joaquín Prats, y como atracción en la cena de gala, al cantante Brasilio.
Un jurado seleccionó los mejores trajes y las mejores boutiques, y en la cena de clausura hubo la entrega de premios.
Había nacido la moda Adlib en Ibiza.