La dieta mediterránea, considerada como una de las más saludables, le debe mucho a la cultura andalusí y así lo dejó de manifiesto ayer el profesor Jordi Salas i Salvadó, de la Unidad de Nutrición Clínica del Hospital Universitario San Joan de Reus, en la conferencia de clausura del VI Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Salas centró su charla en la nutrición, dietética y alimentación de la civilización de Al Andalus (zona de ocupación musulmana que abarcó gran parte de la Península Ibérica desde el siglo VIII al XV) para hacer patente la gran influencia de esta cultura en la configuración de uno de los modelos alimentarios que goza de mayor reputación.
«Buena parte de los alimentos de la dieta andalusí forman parte de la dieta mediterránea», haciendo referencia, como ejemplo, a frutas como la naranja o el albaricoque, todas ellas palabras de origen árabe. Para esta civilización «los productos lácteos eras considerados de los mejores alimentos que se podían consumir», explicó Salas, mientras que las legumbres, llamadas «la carne de los pobres», eran conocidos como «alimentos medicamentos» por algunos de los pensadores y médicos de la época, es el caso de Averroes. El aceite de oliva, los cereales, las carnes, los huevos, las frutas y verduras, el pescado y, por su puesto, las especias, su seña de identidad, fueron elementos fundamentales de la dieta andalusí.