Explicaba el último domingo que con motivo de la II Bienal Internacional de Arte en el año 1966, se habían celebrado por las mismas fechas las XI Jornadas Literarias, por lo importante y transcendente de las mismas y por haber tenido lugar en Ibiza, pienso merecen capitulo aparte. Estas jornadas se celebraban una vez al año escogiendo lugares diferentes de la geografía española, participando lo más destacado y variado de los escritores del momento. En mi último artículo cité a varios, entre ellos Eugenio Montes y Camilo José Cela y De la Serna, pero eran muchos más lamentando no recordarlos a todos, pero se que estaban Manuel Alcántara, Carlos Briones, Esplandiu, Juan Boned, Romero, Carpe, Angeles Villarte, Julio Manegat, Antonio Castro, etcétera.
Para evitar críticas y suspicacias, antes de continuar quiero dejar claro que estas Jornadas le salieron gratis a Ibiza y a Baleares, todo lo pago el Gobierno Central y aquí únicamente se aportó la infraestructura y la colaboración gratuita de un grupo de entusiastas y algunas comidas que sirvieron para dar a conocer nuestra gastronomía, ofrecidas por los Ayuntamientos de las Pitiusas.
Antes de la llegada de los jornalistas, se desplazó a Ibiza el Director de la BienaFlorencio Arnán y confeccionamos el programa que fue amplio y variado. Junto a las actividades literarias como fueron conferencias y coloquios, hubo una lectura de poemas por parte de Mariano Villangomez de un libro suyo, todavía no editado, un homenaje a Isidoro Macabich, un acto ante el monumento a los Corsarios y un recital poético en Dalt Vila al aire libre frente al mar con la participación de todos los poetas, algunos con sus poesías dedicadas a Ibiza.
Se realizaron al mismo tiempo una serie de actividades paralelas como excursiones por todos los municipios, salidas a la Ibiza de noche de entonces que diríamos Mariano Llobet, Abel Matutes Tur y yo, quedando entusiasmados especialmente con Lola s Club. Se puso en escena la obra de Lope de Vega «El arenal de Sevilla» por el TEU y un recital de guitarra del maestro Rodrigo, etcétera. Recuerdo de una manera muy especial una anécdota en un colegio bajo el título «Impresiones de Ibiza», en aquel entonces, año 66, a los visitantes ya les llamó la atención de la destrucción del paisaje con la construcción de hoteles y apartamentos (no quiero imaginar lo que dirían hoy) y así lo denunciaron. Un hotelero presente de cuyo nombre no quiero acordarme, preguntó en mala hora: «Qué fácil es criticar pero, ¿cómo puede solucionarse?» La respuesta fue corta; contundente y rotunda: «Con talento».
Mención aparte merecieron las comidas y cenas donde se procuró que conocieran nuestra gastronomía: sofrit payés, borrida, porcella, sobrasada, butifarra, falo, orelletas, etc, quedando encantados de nuestras especialidades culinarias. Fue remarcable la cena de clausura en el hotel Palmyra, pasaré por alto el menú pues creo que lo que menos interesa a los lectores es lo que uno come, y me referiré al transcurso de la cena animada y divertida y sobre todo las intervenciones, seguramente bajo los efectos saludables de los vivos y gracias al ambiente distendido y de camaraderia que allí se respiraba y sin tener en cuenta la presencia de importantes políticos como Carlos Robles Piquer, Gratiniano Nieto, Jesús Aparcio, etc y a pesar de estar en pleno franquismo, empezaron los discursos medio en serio, medio en broma y de una manera divertida y como quien no quiere la cosa, se atacó al sistema, la censura, la falta de libertad de expresión, el control de los medios de información etc y quien tuvo que aguantar una lluvia de acusaciones fue Cela que cometió la torpeza de declararse aperturista y liberal y entonces todos le echaron en cara su época de censor y ser el culpable de no publicar muchos de sus libros, al final todo terminó en abrazos y nuestro afecto.
Todos los participantes en las jornadas se comprometieron en escribir artículos o poesía, sobre las Pitiüsas y así lo hicieron. Me enviaron algunos textos y recogí varios más. Creo que sería importante que este material se resumiera y publicara. Naturalmente se que no pasa de ser una utopía que cae en saco roto.