De nuevo, maratoniana jornada de los príncipes de Asturias en su segundo día de vista oficial a Balears. Primero, Parlament, a continuación, Inca, más tarde, sa Pobla, por la tarde Formentor y la UIB y por la noche cena en La Almudaina con el sector cultural.
IGUAL PREGUNTAN. Al igual que ayer, poca gente recibiendo a don Felipe a su llegada al Parlament, llegada en solitario ya que doña Letizia se quedó en Son Vent, se ve que indispuesta ante tanto ajetreo. Y entre esa poca gente, un colegio y media docena de extranjeros. Banderas en los balcones, ni una.
Al igual que ayer, don Felipe volvió a entusiasmar a la izquierda parlamentaria (la derecha ya está entusiasmada con él desde siempre), pues había que ver la carita que se les quedó a algunas de sus señorías izquierdistas y nacionalistas cuando les dio la mano. Y es que una cosa es predicar, y otra repartir trigo. Lo digo porque aquellas voces que cuestionan a menudo la monarquía y que lamentan lo que nos cuestan -seguro que el martes le preguntarán a Matas cuánto ha costado esta visita-, callan cuando tienen a uno de sus miembros delante de ellos. Pero bueno, esa es otra historia.
FUE UN REFERENTE. ¿Les conté ayer que en el primer día anduvo entre el público un enviado especial de Buenafuente, por una parte arengando al personal para que aclamase a los Príncipes, y por otra tratando de entregarles una muñeca Barby vestida de esquiador? Pues bien, me comentó alguien próximo a la seguridad de los de Asturias que dicho enviado marcó un poco la pauta a seguir. ¿Que el joven estaba a la izquierda tratando de darle el regalo? Don Felipe y doña Letiza se iban hacia la derecha, que se colocaba a la derecha, la egregia pareja tiraba hacia el otro lado. Cuanto más lejos de él, mejor. Total, que se quedó sin darle la barby. ¿Sería por eso que ayer no le vimos?
MÀS QUE UNA COOPERATIVA. No estuve ni en Inca, ni en Formentor, ni por la tarde en la UIB, pero, respetando todas las opiniones -incluida la de los organizadores de la visita-, pienso que sa Pobla es algo más que una cooperativa de patatas. Sa Pobla es un pueblo entrañable, con calles y plazas con su historia, que a los poblers les hubiera encantado mostrar a los príncipes de Asturias, quienes por otra parte hubieran podido llevarse una mejor idea de cómo es sa Pobla y haber tenido más tiempo para estar con ellos, los poblers. Que luego les hubieran mostrado la cooperativa de patatas, perfecto. Pero antes, dicho sea con todos los respetos, está la gente y la ciudad. Nadie va a creer, viendo a doña Letizia delante de unas patatas, que los príncipes de Asturias también estuvieron en contacto con la parte agrícola de la isla, como a lo mejor se pretenda vender cuando se haga el resumen de la visita, entre otras cosas porque allí, entre que llegaron y salieron -casi veinte minutos estrechando manos, un gesto que honra a los príncipes de Asturias- no estuvieron más de cuarenta minutos. Y eso es muy poco para quienes, como rezaba una cartel que mostraron unos escolares, Ja era hora, ponía.