El tradicional mercadillo de Navidad abrió ayer sus puertas al público para ofrecer todos los productos de decoración típicos de estas fechas, entre los que se puede encontrar de todo para que la Nochebuena brille en dorados y rojos en todos los hogares ibicencos.
De un lado, la decoración, y del otro, los regalos, el mercado se compone de una zona cubierta por la carpa instalada por el Ayuntamiento y otra al aire libre en la que los artesanos ofrecen sus productos y rezan para que el tiempo les acompañe hasta el día 24, jornada de clausura.
Al resguardo de la carpa que esta año ha dejado muy satisfechos a los vendedores, las familias emprendieron ayer sus compras de iluminación y decoración. Allí se pueden encontrar figuras de todos los tamaños para el Belén, guirnaldas para que las puertas de las casas reflejen el espíritu navideño, además de los tradicionales foquitos, estrellas luminosas y campanas para decorar los árboles, que también se venden. «La gente espera el mercadillo porque es una tradición», aseguró Juan Carlos, uno de los vendedores más antiguos, para quien uno de los logros de este año es la mejor instalación de la carpa que les cobijará del mal tiempo hasta Nochebuena: «Estamos muy contentos porque se nota que han puesto voluntad», apuntó.
Las ponsetias también lucen sus grandes hojas rojas en el mercado, algunas de ellas decoradas con brillos dorados: «Es una planta ideal para las fiestas porque así coincide en que está verde todo el año y justo se pone roja para estos días, y tiene un color fácil de combinar», comentó Jose, el vendedor de Can Daifa.
«Que se venda todo y que el último día no tengamos que recoger nada», deseó Inma, que hace nueve años trabaja en el mercadillo.
Más allá de la estatua, casi 35 puestos de artesanos ofrecen joyeria, bisutería, prendas de abrigo realizadas a mano, carteras artesanales y objetos de decoración, entre otros productos. Su esperanza es que no llueva, porque a diferencia de los puestos navideños que están al resguardo, los artesanos continuarán trabajando al aire libre. «Ahora lo que queda es esperar porque cuando más se vende es en los últimos días», comentó uno de ellos.
Una feria de juegos para niños, puestos de churros y de castañas calentitas completan el ambiente festivo del emblemático paseo.
El árbol iluminado en una de las esquinas y las calles con luces de colores son las primeras instalaciones del alumbrado que irá contagiando a todas las calles de Eivissa. Según los responsables del Ayuntamiento, la ciudad tiene previsto brillar en su totalidad el fin de semana próximo.
Luciana Aversa