CONCHA ALCÀNTARA
A 100 millas del sur de Formentera, en aguas internacionales bajo jurisdicción pesquera española, se encuentra el que ha sido hasta hace 10 años uno de los principales lugares de reproducción del atún rojo del Mediterráneo, ahora un caladero esquilmado por la sobreexplotación de flotas pesqueras cuyo destino final es el mercado japonés para platos como el sushi y el sashimi. Frenar la desaparición del atún rojo es uno de los objetivos de la campaña que se ha iniciado esta semana en Eivissa por los grupos ecologistas Adena, Ecologistas en Acción, Greenpeace y GEN de Eivissa.
Jorge Sáez, de Ecologistas en Acción que recala en Eivissa a bordo del velero 'Diosa Maat' que recorre el Mediterráneo haciendo esta campaña sobre la destrucción del litoral y la esquilmación de especies pesqueras, recordó que tenemos«la principal pesquería de Occidente, la más antigua que conocemos». Los primeros datos se remontan a la época de fenicios pero, sin embargo, en los últimos cinco años «la especie ha ido bajando tanto en población como en capturas». Las capturas de almadraba, uno de los artes pesqueros más antiguos que se conoce y se utiliza como indicador pesquero, en el periodo de 2000-2006 han descendido en un 85% «Eivissa es el principal lugar reproductivo del Mediterráneo occidental y es un caladero colapsado», denunció.
«Nadie entiende cómo es posible que hayamos sido capaces de degradar y destruir la pesquería más rentable del mundo y más antigua en apenas una década», se lamentó Raúl García, de Adena, ante la situación del caladero ibicenco, ahora colapsado. La flota pesquera extranjera se aprovecha de la congregación del atún rojo para capturarlo, que se encuentra en grandes concentraciones y es muy fácil de capturar en fase de reproducción cuando está «atontado». De tal modo que se ha pasado de unos rendimientos de 15.000 toneladas en seis años a cerca de 1.800 el año pasado. «Esto es un colapso. Hay un descenso del 85%. Es imprescindible el cierre de la pesquería y hemos pedido un santuario para el atún rojo, que sería el primero para una especie comercial», reclamó Raúl García.
Ante esta situación, piden a la Unión Europea que proponga la protección de la zona en la reunión de la comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT). «Es sumamente importante que se apruebe una reserva y un plan de recuperación de la especie en Balears, una veda de pesca que permita a la especie tener un lugar de reproducción e intentar garantizar que se mantengan los recursos pesqueros». En su opinión harán falta diez años para recuperar la población del atún rojo.
Los ecologistas creen que sería «tremendamente beneficioso» por el esfuerzo que haría Balears para preservar un recurso migratorio internacional y, además, también a la flota local «que se ve afectada por estas flotas industriales por el despliegue de jaulas, cadenas, barcos y avionetas que han sido tremendamente conflictivos».
También se han dirigido a la nueva consellera de Pesca del Govern, Merce Amer, para que apoye esta propuesta que ha de surgir de la secretaria de Pesca y entre en vigor este año. «El gobierno español ha de ser el que el presione a la UE para que imponga esta medida, la única que puede salvar la pesquería más importante del mundo». En opinión de Adena, Francia sería el único país que se opondría esta medida «ya que son barcos franceses los que pescan por aquí».