El calor apretó durante todo el día de ayer y Sant Agustí no se libró del bochorno. Cerca de las 19'00 horas, muchos vecinos y turistas se agolpaban en la iglesia de la pequeña localidad para escuchar la homilía oficiada por el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura. Dentro del edificio religioso, los abanicos no cesaban su movimiento, mientras el obispo comentaba que Sant Agustí es un pueblo que siente un gran afecto y respeto por todos los párrocos que han pasado por la iglesia. «La gente del pueblo quería mucho al párroco Germán, que se tuvo que marchar; los habitantes de este pueblo son personas cristianas, nobles y muy auténticas», destacó el obispo. Durante la misa, Vicente Juan Segura comentó: «Es el momento oportuno para nombrar al padre Àlvaro como párroco de esta iglesia; él es una persona tímida y no quería grandes celebraciones, por eso aprovechamos esta homilía para hacer el nombramiento oficial». Tras estas palabras, los asistentes aplaudieron el nombramiento del padre Àlvaro, quien tuvo unas palabras de agradecimiento en catalán, tras afirmar que quizá le costaría un poco por no estar habituado: «Siento una gran alegría por celebrar mis primeras fiestas de Sant Agustí; quiero ser un buen pastor que guía a su rebaño».
Tras la bendición que dio por concluida la misa, la procesión salió de la iglesia para recorrer buena parte de la localidad. Los balladors del grupo floclórico Es Vedrà poco a poco se fueron abriendo paso para mostrar el baile típico a los residentes y turistas concentrados en la plaza de la iglesia. Cerca de las 20'45 horas las bandejas de orelletes y bunyols, junto con las jarras de vi pagès circulaban por la masa de gente mientras ávidas manos probaban esos deliciosos productos típicos de la isla. Poco después de la demostración de bal, el ex concejal de fiestas de Sant Josep, Pep Forn leyó el pregón de fiestas. Los conciertos posteriores y la traca final que empezó cerca de medianoche cerraron el día grande de Sant Agustí.
María José Real