Una de las herencias que más está cayendo en el olvido por el aumento de diferentes avances tecnológicos es la agricultura tradicional con la que muchos de los abuelos y bisabuelos de la isla mantuvieron a sus familias durante años. En este sentido, la elaboración de semillas propias destaca por su progresiva desaparición. «La tendencia de la agricultura tradicional, enmarcada en un contexto de intercambio de mercado, es considerar a la semilla como una parte más del proceso, un insumo más», aseguró Josep Roselló, ingeniero técnico agrícola, que imparte hasta el sábado un curso de selección y obtención de semillas hortícolas. El principal objetivo de este curso, según explicó el experto a este periódico, es transmitir la importancia de las semillas en la agricultura actual. «Son parte de nuestro patrimonio colectivo porque en su tiempo las domesticaron nuestros antepasados y debemos mantener esta herencia». Durante la clase teórica de ayer por la tarde, Roselló contó que en la actualidad las semillas que compramos son las que benefician a las empresas del sector: «Todo forma parte de un paquete porque se trata de una agricultura industrial; las semillas que compramos están adaptadas a unas necesidades de los agricultores que a su vez han sido creadas por las empresas». Para intentar reducir esta tendencia de mercado es necesario que los agricultores decidan producir sus propias semillas. ¿Cómo se consigue? En primer lugar, según explicó Roselló, es primordial usar materiales locales y conocer el ciclo de cultivo de la planta para poder extraer y cuidar las semillas. «También es fundamental conocer la última fase del ciclo, cuando la planta entra en floración, porque es cuando retiramos la semilla; otro de los principios es no usar pesticidas». La parte práctica consistió en extraer la semilla de un tomate. «Sólo se pueden fermentar el tomate y el pepino porque tienen una especie de placenta que no se separa de ellos y puede transmitir bacterias a la planta; con la fermentación conseguimos extraer esa capa que les cubre». Para ello exprimieron los tomates y dejaron fermentar las semillas en su jugo hasta el viernes, día en el que verán el resultado.
María José Real