Una ex guerrillera maoísta, la presidenta de la Asociación de Desaparecidos por la Guerra, una periodista y abogada que llegó a ministra bajo el mandato del Rey Gyanedra y una mujer de la casta más baja y repudiada de Nepal. Ellas serán algunas de las protagonistas del documental «Flores de otro jardín», que la periodista ibicenca Lucía Marí rodará el próximo mes en este país, uno de los más pobres y menos desarrollados del mundo. «En Nepal existe un dicho que asegura que invertir en la propia hija es como regar las flores del jardín vecino. De ahí viene el título de mi proyecto con el que quiero dar a conocer a diferentes mujeres que, a través de sus vidas y experiencias, nos harán comprender una realidad global», explica la periodista en la memoria de su proyecto, que nació hace cuatro años cuando pisó por primera vez «techo del mundo».
«Llegué a Nepal en el 2003 y sólo estuve un mes. Pero la segunda vez decidí quedarme y residir seis meses. Ahí fue cuando comencé a conocer más en profundidad el tema de las mujeres y vi que tienen algo que decir. Por eso quiero creer que hay alguien que las quiere escuchar, y lo que intento es ser ése canal de comunicación, ni más ni menos», aseguró.
En medio de una sociedad patriarcal, donde las mujeres están exentas de derechos básicos y de leyes que las protejan. En medio también de una realidad cambiante, en la que tras una década de guerra civil con 13.000 muertos y cientos de desaparecidos Nepal quiere escribir un nuevo capítulo de su historia con la entrada del ex movimiento guerrillero maoísta en coalición con el gobierno interino. En medio de ese trasfondo político y social, esta periodista ibicenca se volverá a sumergir en las vidas de las nepalíes, en los ministerios, las ONGs, y en las historias de distintos representantes de la sociedad civil para buscar más respuestas. Una labor que ya ha desarrollado anteriormente en medio de la guerra civil y que incluso ha plasmado en un reportaje publicado por uno de los periódicos de mayor tirada nacional. «Ahora el panorama se está recrudeciendo nuevamente por las elecciones que acaban de ser aplazadas por segunda vez. Pero allí no hay malos ni buenos. Lo que hay en medio es el pueblo, muerto de hambre, muerto de asco y muerto de miedo. Mucha gente que está ahí y está sin voz», agregó Marí.
Los años y la experiencia
Durante los cuatro años de pre-producción del documental Marí ha vivido distintas experiencias que le han permitido comprender mejor la realidad nepalí. Desde participar en un plan de alfabetización para mujeres hasta recorrer burdeles con las encargadas de la ONG Mukti Nepal (Nepal Libre) para ser testigo del trabajo de concienciación que intentan llevar a cabo para evitar el desarrollo de las redes de prostitución; sin olvidar cada trayecto en autobús interrumpido por los soldados debido a que en el camino la guerrilla había instalado bombas. Experiencias que nunca obstaculizaron su labor de búsqueda de información y de vivencias. «En Nepal siempre me he sentido bien como persona y como extranjera. Nunca he tenido miedo ni he sentido peligro. Pero creo que consideran que un extranjero es como un semidiós o porque entienden que tú también tienes más libertades para todo. Y confían en ti para que tú seas ese canal de expresión». Una vía por la que Marí intentará mostrar las amplias desigualdades entre hombres y mujeres, que hoy puede desglosar de memoria: «Hay un caso que me ha llamado mucho la atención. Por ejemplo, si una mujer que tiene un hijo y no hay un hombre que acredite que es el padre, el abuelo o el tío, esa mujer no puede inscribir a su hijo en el registro, es decir que ese niño no existe. Por otro lado, leyes sobre el divorcio, sobre el aborto, no las protegen de ninguna manera», agrega la periodista, sobre casos que aún pueden ir más allá. «Luego hay una ley con la que a una mujer se la puede acusar de brujería con fuertes penas de cárcel, mientras que el mismo proceso a un hombre es considerado un curandero».
El trabajo de grabación comenzará el 19 de noviembre en Katmandú, adonde Marí llegará con su equipo de rodaje. Una vez allí recorrerá algunos puntos del país para mostrar «la realidad de las mujeres, una realidad olvidada»: «Puede que haya segmentos que no quieran escucharlas pero tienen mucho que decir. Nosotros pondremos un micrófono y ellas, la voz», concluyó. lLuciana Aversa