or ahora están recibiendo mucha formación que se complementa con la práctica. Es decir, si hablan de las especies del campo se sale para tocarlas y ver cómo son», aseguró ayer Rocío García, directora de la escuela taller Es Llaurador de Santa Eulària. Esta escuela cuenta con una subvención de 255.000 euros de la conselleria de Formació i Treball del Govern balear y está especializada en la restauración de áreas degradadas. Es Llaurador es una finca de cuatro hectáreas en la que se encuentra una extensa superficie de bosque con diferentes árboles y una casa pagesa en ruinas que los siete alumnos de esta escuela deben restaurar junto con el amplio campo de la finca. El cupo de esta escuela está en 10 alumnos, pero en la actualidad asisten siete: «Es normal porque a lo largo de los dos años de duración del proyecto se producen bajas y altas», afirmó Alicia Torres, técnica de formación del Ayuntamiento de Santa Eulària. Según cuenta, la idea nació para ampliar la oferta formativa del municipio: «Sobre todos los que tienen entre 16 y 25 años y que abandonaron el instituto». Iván Collado es un joven de 23 años que asiste a este completo curso de formación: «Me apunté para aprender cosas nuevas; ahora estamos haciendo un invernadero para las plantas; me gusta todo lo que hacemos, aunque la parte teórica me recuerda un poco a las clases». Su compañera Loli Pérez, de 16 años, decidió apuntarse principalmente por un motivo: «No me gustaba estudiar, vi este cursillo y pensé que me podría gustar, y así es; me lo paso siempre muy bien con las tareas y con mis compañeros». Otro alumno de la misma edad que Loli, Javier Sierra, señaló que le gusta mucho la naturaleza: «Por eso me apunté; también porque me aburría de estar en casa y en clase». El curso de restauración de esta finca se divide en cuatro fases, cada una de ellas de seis meses, y a partir del séptimo, según cuenta la técnica de Formación del Ayuntamiento, empezarán a cobrar: «Recibirán el 75 por ciento del salario mínimo interprofesional». Aparte de la formación específica también reciben otro tipo de enseñanza complementaria, como cursos de prevención de riesgos laborales o habilidades sociales. En este sentido, también se les ayuda para conseguir el graduado escolar: «Al principio se mostraron reticentes con la idea, pero luego se dieron cuenta de que es muy importante; de los siete sólo uno tiene el graduado escolar», aseguró la directora del centro.
Durante la mañana de ayer, los siete alumnos y su monitor, Miguel Hernández, dieron los primeros pasos para montar un invernadero: «Hemos levantado la parcela donde se ubicará y la estamos limpiando». Según él, esta escuela hace una labor muy importante: «Se están trabajando un futuro; llegaron aquí sin saber distinguir una mata o una jara y ahora sí que saben mucho sobre el bosque». l María José Real