Esta es una historia conocida por muchos vecinos de Sant Antoni que vivieron la época de la Guerra Civil. Son los túneles que se cavaron por 1936 para que la gente pudiera protegerse de la amenaza de los bombardeos y donde corrían cada vez que escuchaban a los aviones sobrevolar la isla, avisados también por las campanas de la iglesia, que servían de alarma.
Así lo asegura Antonio Ramón Costa, conocido como Toni Tanca, y propietario del solar y el restaurante que se ubica justo encima de este túnel, un refugio que ahora ha vuelto a estar en boca de todos después de que comenzara con la construcción de un sótano anexo a su restaurante (Sa Penya). Esta obra destapó una de las entradas del refugio, que se encuentra ubicado a cinco metros de profundidad y que recorre unos 16 metros bajo tierra entre el Carrer Ample y la calle Bisbe Torres. Junto a esta última calle se destapó recientemente la entrada este refugio de dos metros y medio de ancho y que, según recuerda el propietario, llegaba a dar refugio a más de cien personas. «Aquí había una escalera que servía para bajar», indicó el Toni Tanca señalando lo que fue la otra entrada ubicada justo en la acera del Carrer Ample frente a su restaurante y muy cerca de la intersección con la calle Soletat. «Recuerdo a la gente picando de noche y de día con puntero y maceta para construirlo. Cuando estalló la guerra aquí había miedo de que nos bombardearan, por eso hicieron los refugios», agregó Toni Tanca en referencia también a otro túnel de tres metros de largo y que conecta el primero formando una 'L'. En las obras está previsto concluir el sótano con una puerta de acceso al túnel. Asimismo, el Consell d'Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Antoni barajan la posibilidad de plantear posibles visitas futuras, si es que se llega a un acuerdo con el propietario. lL. Aversa