Más que amigas, hermanas. Así se definen Mónica Dingiandi y Jimena de Urquía, dos chicas argentinas que se conocen desde que tenían cinco años y desde hace unos diez ambas se empezaron a sentir atraídas por la música latina, concretamente por la salsa. «Llegamos a Eivissa hace unos años y nos empezamos a ubicar; el mundo salsero en la isla es pequeño y al final acabas conociendo a todos; coincidimos varias veces con Sherlock y Dani, promotores de la productora de eventos latinos Elemental Producciones, y nos propusieron crear un grupo de baile», afirma Mónica. Y añade: «De esta manera nació hace un año Acere Mambo; hemos actuado en los salsa weekend [concentraciones de salsa intensivas celebradas en la isla varias veces], en fiestas patronales y más eventos».
En el último salsa weekend, celebrado el pasado mes de noviembre, los organizadores de uno de los mayores congresos de salsa de España, Murcia Baila (premiado el año pasado con el galardón Albert Torres al mejor congreso de salsa de Europa), vieron a las chicas de Acere Mambo bailar: «Sherlock les comentó si podíamos actuar en el congreso; en principio parecían de estar de acuerdo. En febrero regresaron a la isla a impartir unos talleres intensivos, nos volvieron a ver bailar y quedó confirmado que actuaríamos en Murcia Baila; a ese escenario sólo suben los mejores; los organizadores son muy exigentes», comenta Mónica. Acere Mambo y un grupo de 40 salseros de Eivissa viajan hoy a Murcia para preparar su paso por este congreso de baile. «Durante el ensayo general estaremos muy nerviosas y seguramente durante las horas previas también, pero se nos pasa en cuanto pisamos el escenario», cuenta Jimena. Para ambas actuar en Murcia Baila es muy importante porque significa ser vistas por gente muy destacada dentro de este ámbito musical: «Los profesores que admiramos, como Tito Vázquez o Stacey López, estarán sentados en primera fila viéndonos bailar; para nosotras es muy fuerte».
El rasgo que distingue a Acere Mambo de cualquier otra pareja de salsa es que bailan en tiempo dos, es decir, con pasos libres, sin que una parte de la pareja asuma el peso de llevar a la otra: «Generalmente la salsa se baila entre un chico y una chica; el chico es el que lleva el peso del baile y si se equivoca la culpa es suya, esto quiere decir que el chico lleva en todo momento los pasos de la chica. Si nosotras nos equivocamos se nota mucho porque actuamos de manera totalmente coordinadas», cuenta Jimena. En este caso, la mejor solución es sonreír y hacer como que no ha pasado nada: «Si estabas sonriendo, levantas un brazo cuando no toca y el gesto de tu cara cambia a serio se nota mucho que has metido la pata. Por eso siempre hay que sonreír y nunca parar de bailar; ante una equivocación hay que intentar no perder el ritmo», asegura Mónica.
El vestuario ya está listo (es sorpresa, comentan), la actuación pensada y ahora sólo les queda actuar. Mucha suerte.
María José Real