La Semana Santa en Formentera está condenada a pasar con más pena que gloria, las perspectivas son tan escasas que pocos establecimientos turísticos se han atrevido a abrir.
Noelia Ferrer, presidenta de los hoteleros de la Pitiusa Menor, confirmaba que «la planta hotelera abierta por estas fechas se situará alrededor del 10% del total, con suerte un poco más pero no se llegará al 15% por lo que las plazas disponibles serán dentre 600 y 800 durante esta semana». Para Ferrer la situación es muy clara «además de llegar muy pronto, la Semana Santa coincide con las Fallas de Valencia y eso es muy negativo para Formentera porque valencianos, catalanes y mallorquines son los que habitualmente viajan a Formentera por estas fechas, y si a ello añadimos que después de varios meses sin apenas nieve, el Pirineo recibió unas nevadas importantes que hará que muchos prefieran la nieve porque puede ser la última oportunidad de esquiar en mucho tiempo».
Además, la presidenta de los hoteleros indicó que «salvo establecimientos familiares, donde trabajan pocas personas y toda de la familia, ningún establecimiento abre por apenas diez o quince días sabiendo que hasta mediados de mayo el negocio es casi inexistente, la cotización a la Seguridad Social y la contratación para la temporada no coincide con la Semana Santa y nadie quiere arriesgarse a tener dos meses pagando a un personal y sin trabajo». Ello explica que, según Noelia Ferrer, en estas fechas sólo estarán abiertos media docena de hostales y dos o tres bloques de apartamentos.
En el sector de la restauración la situación es similar y Jaume Tur, de un conocido restaurante de Migjorn, confesaba que hasta el último fin de semana de abril no abrirá. «No tiene sentido tener un gran establecimiento y personal preparado para un escaso volumen de negocio; en cambio Alberto Tur sí ha abierto el restaurante que regenta en Sant Ferran, de dimensiones mucho más pequeñas porque está en núcleo urbano y cerca de un lugar típico que también ha reabierto las puertas como es la Fonda Pepe.
Para los conocedores de la isla y de sus lugares de referencia, en los últimos días han abierto restaurantes o lugares de ambiente en la Mola como el Pequeña Isla y Can Toni; en es Caló, el bar y el hostal Rafalet aunque no aún el restaurante y Can Pascual y en Sant Francesc la Fonda Platé el lunes ya tenía la terraza a disposición de sus fieles y numerosos clientes «aunque vengan pocos turistas, que esto no es lo que era en comparación con hace diez o quince años -decía Juan-, pero al menos tendremos a los formenterenses, al menos a los que no se hayan ido de vacaciones».
El sector de los souvenirs ya es otra historia, pocos establecimientos se han atrevido a abrir en es Pujols ante lo temprano de la temporada y en Sant Francesc, donde el negocio es básicamente de día, había varias posturas; propietarios que sólo pensaban abrir en función de lo que sucediera y otros con tiendas en dos núcleos, como es Pujols y Sant Francesc no tenían claro qué hacer, abrían en Sant Francesc pero se cuestionaban la necesidad de hacerlo en el núcleo turístico de la isla. Y por descontado que los que trabajan con turismo italiano ni siquiera se habían planteado la apertura. A todo ello se suma el escepticismo pesimista de muchos formenterenses «seguró que habrá mal tiempo», «habrá problemas con las barcas» y frases similares dejan entrever el escaso ánimo con el que empieza la Semana Santa en Formentera.