Poco después de las dos de la madrugada del domingo pasado, los hermanos Phil y Paul Hartnoll, Orbital, aparecían en el escenario de la discoteca Privilege ataviados con las gafas luminosas que han marcado su imagen desde que comenzaron a hacer música electrónica hace dos décadas.
Levantando los brazos a modo de saludo recibieron, antes de comenzar el directo, la primera ovación de un escaso público, aunque totalmente entregado a sus ídolos. «Esto es de los mejorcito que va a pasar este verano en Eivissa, y además, los estoy viendo en primera fila», comentó uno de los fans que acudió a la fiesta. Con los primeros ritmos, frenéticos, duros y característicos del principio de la década de los 90, el público comenzó a bailar para no dejar de hacerlo hasta que concluyó el live, cerca de las cinco de la madrugada.
Phil, el más 'bailón' de los dos miembros de formación, salió descalzo al escenario para sumergirse en lo que más que una cabina de un dj parecía una nave espacial. Su hermano, Paul, lo seguía sin dejar de interactuar con el apasionado público.
En la sesión del domingo se vivió el retorno de uno de los dúos pioneros en la música electrónica y también quedó claro de que su sonido, propio de otra década, es inimitable y genuino.
Un gigante despliegue de tecnología sonora y visual, creó una atmósfera que poca gente recordaba en la noche ibicenca. Pantallas giratorias, mezcladores, sintetizadores, computadoras y un sinfín de artilugios sonoros arroparon al dúo británico durante toda la actuación. Sin duda, el privilegiado público que acudió el domingo pudo revivir la escena electrónica más auténtica.
Orbital, que se disolvió en 2004, regresa ahora para celebrar junto a los amantes de su música sus veinte años de tablas. El pasado mes de julio, Orbital presentó también su show en el festival de música avanza Sonnar.
En definitiva una gran sesión de electrónica la hace el público. N. Salazar