El Consell d'Eivissa aprobó ayer en pleno con el voto favorable del PP el plan de estancias cortas Slow Breaks, que tiene un presupuesto de 3,3 millones de euros y que permitirá incrementar en un 260% el número de turistas en temporada baja. Este convenio, que se firma entre Turespaña, el Govern, el Consell, los hoteleros y las agencias de viaje se distribuirá en cuatro anualidades y los paquetes estarán siempre vinculados a ofertas concretas como turismo activo, congresos o turismo de salud y belleza.
El conseller del PP José Torres aplaudió la iniciativa porque significa dinero para Eivissa, aunque remarcó que ni es su modelo ni por el que hubiera apostado el sector turístico. También consideró que primero habría que garantizar que la temporada dure seis meses y lamentó que Menorca haya firmado un convenio por nueve millones de euros y Eivissa sólo por estos 3,3. Asimismo, consideró que si las competencias en promoción turística ya estuvieran en manos del Consell esto no ocurriría.
La consellera de Promoció Turística, Pepa Marí, indicó que este programa también incluye acciones en octubre y mayo y no sólo para el extranjero, también para el mercado español. Asimismo, defendió que el convenio por el que ha optado Menorca no es el mejor y consideró que tampoco apuestan por él desde el sector turístico, ya que consiste en pagar a los touroperadores cuando los resultados están siendo parecidos, ya que uno de ellos ha registrado un aumento del 7% tanto para Menorca como para Eivissa sin que desde aquí «hayamos pagado millonadas a los touroperadores».
Precisamente el Govern también aprobó ayer la aportación económica de 1,1 millones de euros a favor del Consell d'Eivissa para este plan de estancias cortas.
Transporte público
El conseller del PP Diego Guasch presentó una moción, que fue rechazada por el equipo de gobierno, para que el Consell acabe con el «despropósito» que supone el repintado de los autobuses con la nueva imagen corporativa del Consorci de la Mobilitat. Guasch indicó que actualmente hay 34 vehículos que tienen los colores de TIB, que impulsó el primer gobierno del Pacte, y remarcó que el coste de repintarlos ronda los 6.000 euros por bus, además de que ello provocará una «ensaladilla de colores». De hecho, lamentó que los concesionarios tengan que gastarse 300.000 euros en esta cuestión cuando se podría hacer con pegatinas, lo que saldría más barato, y el dinero restante se podría destinar a incrementar las líneas y a poner marquesinas para que los usuarios no sufran las inclemencias del tiempo.