Sonaban The Clash y, en el escenario, el solitario micrófono aguardaba la llegada de Pete Doherty, que no lo hizo hasta pasadas las once de la noche. No era el único. Cientos de fans aguardaban, algunos con una mezcla de escepticismo y expectación, ante el, todavía, posible concierto.
No era la primera vez que Pete Doherty, cantante y compositor de la banda The Libertines y, posteriormente, de Babyshambles, actuaba en Eivissa. Ya lo hizo en 2005 en el por entonces Bar M. El lunes regresó para ofrecer un acústico en solitario de su trabajo Grace/Wastelands en el mismo local reconvertido como Ibiza Rocks Bar. Además de fiesta de estreno, también sirvió como apertura de lo que será un verano lleno de directos en el hotel rockero.
El movimiento de un seguridad en la puerta trasera del escenario delataba la llegada del cantante. Algo desorientado, con su look habitual de niño travieso y algo perdido, entró, subió las escaleras al escenario y se fue directo, ante la mirada y los gritos de sus incondicionales, al camerino. Quince minutos después regresaba Pet Doherty al escenario de Ibiza Rocks. Allí, ofreció su repertorio en solitario, que llegó a su momento más alto con su tema Fuck for ever, tras casi una hora de concierto.
Doherty, durante el directo, tuvo tiempo de coquetear con dos asistentes, parar el concierto para que alguien de la organización trajera unos pases para que pudieran subir al backstage, besarlas y, luego, una vez en el vip, ignorarlas. También, se divirtió jugando con los sombreros que sus seguidores le lanzaban y optó por ponerse uno de paja poco elegante, ante la insistencia del público. Como colofón del regreso de Doherty, dos bailarinas, con zapatillas de ballet y falda de leopardo, acompañaron al niño rebelde en los últimos temas. Al despedirse, Doherty no se olvidó ni el gorro ni la botella de tinto que había empezado.