José Tur Olmo (Santa Eulària, 1931) estudiaba Derecho en Barcelona y un año antes de terminar la carrera le confesó a su padre, maestro de escuela, que quería estudiar Turismo. Logró convencerlo y en los años 50 se fue a estudiar en un hotel escuela en Suiza y de allí pasó a Sociales, conocida después como Periodismo, carrera que convalidó en España. Colaboró en la revista de turismo, ahora desaparecida, de Editur, trabajó en el grupo hotelero Meliá y se jubiló como banquero. «Lo mío es para escribir un libro», confiesa Tur Olmo, que ha sido el primer periodista extranjero al que le concedió la Medalla de Oro del gobierno austriaco por la promoción que ha hecho de ese país durante más de 25 años. Ha sido reelegido presidente de Fomento del Turismo.
-Por su relación con Austria, ¿En cuántos bailes del Concierto de Año Nuevo de Viena ha estado?
-Me han invitado un par de veces al Concierto de Año Nuevo pero no he podido ir. Te voy a decir una cosa, hace años íbamos a finales de enero y daban un concierto como el de Año Nuevo. Soy muy tradicional y me gusta pasar la Navidad con la familia. Antes lo hubiera podido hacer pero ahora ya no.
-¿Sabe bailar el vals?
-Mal, soy un patoso. Austria es un país precioso que vive por y para la música. Hace veinte días que he estado en Viena.
-Ahora entiendo por qué le han dado la Medalla de Oro, usted es la mejor promoción turística.
-Claro. Me la dieron porque he escrito de todo el país. Tengo cientos de artículos publicados.
-¿Qué país le queda por conocer?
-Muchos, conozco 164 en este momento. Me queda por conocer bien Japón y China. Àfrica también me queda mucho por conocer aunque Sudáfrica, Ciudad del Cabo, me la he pateado. Uno de los sitios que más me impresionó fue Mozambique. He estado en muchos hoteles pero el mejor está en Maputo. Estuve hace cuatro años, no se me olvida, era un lujo asiático. Estaba todo vallado con un jardín impresionante.
-¿No le da un poco de mala conciencia estar en un hotel tan lujoso en un país con tanta pobreza?
-Me lo acaba de sacar de la boca. Salías del recinto del hotel y te encontrabas la miseria.
-¿A su edad sigue viajando tanta frecuencia?
-No tanto, Ahora me permito escoger. Tenía un viaje a Sudáfrica antes de empezar el Mundial de Fútbol pero no he ido.
-¿De qué país tendríamos que aprender?
-De muchos. Tenemos que aprender a pensar que el turismo es nuestro maná. Tendríamos que cuidarla como la cuidan otros países como Túnez o Croacia. Cuando estudiaba en Suiza un profesor siempre me decía que «vale más el camarero que tira la sopa encima y se deshace pidiéndote perdón que no el antipático que te tira el plato de comida adelante». Falta educación. Miramos al turista como si fuera un señor al que tuviéramos que despellejar.
-¿Es un descrédito para la imagen turística de Eivissa el caso de Fernando Ferré?
-En primer lugar no es socio de Fomento y , en segundo lugar, hay que buscar muchos culpables. Primero él y después que no se ha controlado mejor esto. Quizás estuvieran las autoridades engañadas. Son cosas que no se tenían que haber permitido.
-Pero son muchos años engañando a los políticos.
-Sí, pero los políticos se dejan a veces engañar a conveniencia. Le puedo contar una anécdota que me pasó con él en Fitur en enero. Ferré, que es muy cumplidor se me acercó y por allí estaba, cada uno por su lado, Pere Palau, la consellera Pepa Marí y los alcaldes de Sant Antoni y Santa Eulària. Había políticos de todos los colores. Ferré me preguntó acerca de quien era el mejor gobierno y le dije: «No te lo voy a decir porque están aquí unos y los otros, no me quiero significar y, además, en Fomento presumimos de ser apolíticos y no vamos a morder la mano que nos da de comer». Y me contestó: «El mejor gobierno es este porque los empresarios están tan cabreados todos que cerrarán y los compraré yo».
-Pues compró muchos hoteles.
-Eso también lo digo. Los que hoy le critican iban detrás de él para venderle su establecimiento.